Capítulo 7.

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No olviden los comentarios, sino digo no escriben naada 🐜

(...)

—M-majestad… —tratando de mantener su voz firme, Izuku saludó al rubio con una reverencia, era la segunda vez que estaba en un lugar a solas con él y de cierta forma era más intimidante que antes.

—No seas tan formal, después de todo, los Midoriya siempre han sido cercanos a nosotros, tu madre también fue buena amiga de la antigua emperatriz. —el enigma habló desinteresado en ese tema, miró al pecoso sin quitar su sonrisa ladina y le hizo una seña hacia la mesa—. Te dije que te vinieras a sentar aquí en el comedor conmigo ¿No, que esperas?

Izuku sintió como su estómago se revolvía, ya había comido su desayuno y fue una buena porción, pues debía de mantener sus pechos lleno de buena leche nutritiva para el joven príncipe. Sin embargo, no podía negarse a la petición de su emperador y menos si éste le ordenaba las cosas directamente.

—Sí majestad. —con las piernas temblando, el omega caminó al comedor para tomar asiento en el lugar en donde había otro plato vacío, el único aparte del rubio y era justo a su lado.

—Come lo que quieras, tendremos una buena charla y podrás contarme los pequeños avances que ha tenido Katsuo desde que llegaste, no pude hacerlo la última vez que nos vimos. —Katsuki se sirvió, daba miedo mirar los filosos colmillos del enigma morder carne cocida tan temprano en la mañana.

Por su parte, el peliverde tomó una rodaja de pan, huevo y dos tiras de tocino. El ambiente pesado, lleno con ese aroma dominante y espeso del mayor que le hacía sentirse mareado, apenas podía pasar pequeños bocados de comida sintiendo un nudo en la garganta.

Aún tenía un ligero temblor en las manos y se veía reflejado en la manera de cómo tomaba los palillos, Katsuki parecía comer tranquilo de la vida mientras que al omega le daba un ataque de nervios internos. ¿Para qué exactamente había sido llamado a comer con él? ¿Realmente era solo "hablar"?

—¿Ya te has adaptado al palacio? —el rubio preguntó de repente—, ¿No extrañas a tu madre, amigos… algún prometido?

—Estoy bien majestad, —Izuku respondió algo confundido por la pregunta—, mi madre siempre me envía cartas y no puedo evitar extrañarla, igual que a mi hogar, pero estar en el palacio también es maravilloso, así que no puedo quejarme.

Katsuki tarareó suavemente al oír su respuesta, soltó los palillos que usaba y llenó su taza con más café hasta el borde. Esa bebida debía ser una exportación directa desde América, ni siquiera quería imaginar cuánto costaba un sorbo, era un gusto que ni Izuku podría darse fácilmente.

—Ya veo, —murmuró el enigma y su aroma de repente se hizo de alguna forma más denso—, ¿Tus padres no te han comprometido todavía, o es que no has aceptado ninguna propuesta? Por lo que he escuchado de ti, muchos alfas estarían peleándose entre sí por tu mano.

Un sonrojo cubrió las mejillas del pecoso, no sabía si era por el mismo aroma de Katsuki que lo puso así o por su especie de halago. No era malo ser reconocido de esa forma, pues le daba honor a su familia, sin embargo; se sentía como una especie de comida exótica subastada al mejor postor. Izuku se quería casar, sí, pero con alguien que él mismo quisiese.

—No he decidido majestad, —Izuku también dejó sus palillos sobre su plato, se sentía demasiado lleno como para comer más—, aún no encuentro a esa persona especial, yo quisiera tener un matrimonio como el de mis padres, repleto de amor.

El rubio se rió por lo bajo ante su declaración, Izuku se mordió la lengua al saber que fue un gesto de burla y solo lo miró darle más sorbos a su debida oscura. No pasó mucho antes de que el alfa dejase la taza sobre la mesa para mirarlo de nuevo a él directamente, sus ojos brillaban llenos de diversión.

Jerarquía. (Katsudeku/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora