04

13.9K 1.2K 41
                                    

Seungho había caído rendido unos diez minutos después de haber colocado una película animada en la sala, el pequeño de grandes ojitos se encontraba cansado después de haber salido toda la tarde a jugar en el parque junto a Jungkook.

— Lo llevaré a la habitación. — susurra Jeon tras sentir al menor acurrucado junto a él. Jimin asintió en silencio y observó a Jungkook cargar a su hijo y llevarlo a acostar.

Habían pasado dos semanas desde que llegó a la casa de Jeon y todo había estado tranquilo. Jungkook salía temprano cada mañana para ir al trabajo y volvía poco después del medio día mientras el y Ho pasaban el rato en diferentes actividades dentro de la casa. Siendo sincero consigo mismo temía ser encontrado por su esposo y ser llevado nuevamente a aquel infierno del que había escapado junto a su bebé.

Por eso mismo era Jungkook quién se encargaba de llevar al menor al parque o le pedía que le acompañe a hacer las compras para que no se pasara todo el tiempo encerrado en la casa. Jimin se limitaba a salir al jardín trasero para jugar un poco con su hijo, pero su miedo era mayor como para atreverse a salir más allá de eso.

Sabía que era prácticamente imposible ser encontrado. Su esposo si bien sabía sobre su relación con Jeon, no era consciente de que se había encontrado con la madre del mismo y que había preguntado por su dirección actual. Además se encontraba a bastantes kilómetros de su antigua casa. Lo sabía, pero le era inevitable no imaginar cientos de escenarios donde era descubierto.

— Listo. — Jungkook se sentó a su lado en el sofá y le sonrió cálidamente. — Ho tiene el sueño bastante pesado, ni siquiera sintió cuando lo dejé en la cama.

— Así es, es bueno para dormir. — confirma jugando con sus dedos y la mirada gacha.

Jungkook a veces se preguntaba si el Jimin que había conocido durante su adolescencia seguía ahí, ocultándose tras ese Jimin temeroso y excesivamente cuidadoso con cada una de sus acciones y palabras. Odiaba este Jimin, porque representaba totalmente las consecuencias de haber vivido un infierno durante mucho tiempo.

Lo notaba perfectamente, Jimin tenía miedo. Si llegaba a acercarse un poco el cuerpo del más bajo se tensaba, solía encogerse sobre sí mismo ante cualquier ruido fuerte, no importaba si provenía de la televisión o del exterior. También había evitado salir durante esas dos semanas y únicamente aceptaba el contacto físico de su hijo.

No había más bromas tontas ni sonrisas resplandecientes. Tampoco sonrojos adorables ni su voz dulce pidiendo ser abrazado durante las frías noches.

Era un Jimin completamente extraño y no sabía cómo debería tratarlo. Era consciente de que todo tenía una razón completamente justificable, pero su corazón dolía dentro de su pecho al verle tan lastimado, tan temeroso de todo.

— Creo que necesitamos hablar de algunas cosas Jiminie. — dice finalmente. Jimin le mira un par de segundos antes de alejar la mirada y asentir con delicadeza. — me gustaría saber que piensas hacer de ahora en adelante. No me malinterpretes, yo estoy feliz de tenerlos a Ho y a ti en mi casa, pero me gustaría saber si hay algo más en lo que pueda ayudarles.

— Primero quiero divorciarme. Yo no podré estar tranquilo hasta no sacarlo de mi vida por completo. — responde después de unos minutos, la seguridad es notoria. — yo de verdad te estoy muy agradecido por todo. Tu nos aceptaste en tu casa, nos das comida y Ho se ha encariñado tanto contigo en tan poco tiempo. El es más feliz desde que llegamos aquí y te lo debo a ti Kook.

— Yo adoro a tu hijo, créeme Jimin, se robó mi corazón desde el primer momento. — sonríe feliz y Jimin le corresponde desde su lugar, con su corazón sintiéndose cálido al saber que Jeon también quería a su pequeño. — me recuerda tanto a ti, a como eras cuando nos conocimos. Y me alegra tenerlos aquí, muchísimo. Son libres de quedarse todo el tiempo que quieran.

Jimin no puede evitar que las lágrimas bajen de su rostro, su corazón se siente en calma después de tanto tiempo. Por primera vez en meses no está llorando de impotencia o tristeza; está llorando de felicidad. Y todo es gracias a Jeon que con su cálida presencia parecía mejorar todo dentro de su desastrosa vida.

Sin pensarlo realmente Jeon se acerca al más bajo y envuelve su delgado y frágil cuerpo con sus brazos, atrayendolo a sí mismo para brindarle confort, y no puede sentirse más feliz al no ser rechazado por Jimin.

happier » kookmin au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora