Oh vaya, realmente me había olvidado de esta parte de la mansión... ¡Hace años que no vengo!
- ¿En serio?
-Sí... aunque ahora que lo pienso, creo que fue aquí donde solía venir para saltarme las aburridas clases de latín ¡Dios mío eran larguísimas! El buen Pogo hacía su trabajo, pero, ¡oh chica! jamás consideres aprender ese idioma, está más muerto que los fantasmas que veo... pero retomando el tema...sí, tiene un largo tiempo que no pisaba estos lugares.
-Tal vez se debe a que jamás te dignaste a leer por lo menos una página de los libros que hay aquí, ni siquiera El principito- interrumpió Five.
-Bueno, leer no es lo mío-respondió Klaus-además, Ben y tú eran los que se encargaban de devorar todos los libros de la casa.
-Así que... ¿Eres el cerebrito de los Hargreeves? - preguntó ___.
-Sí, siempre ha sido así- respondió el de uniforme.
-El pequeño número Cinco es el genio de la familia, sin él, en este momento estaríamos comiendo polvo- añadió el de cabellos rizados.
Five, ___ y Klaus caminaban en dirección a la solitaria biblioteca que Reginald había construido para su entretenimiento personal. Luego de la reunión de la mañana, los Hargreeves se dispersaron por la mansión con el propósito de analizar cada caso que les había sido asignado. Luther y Vanya optaron por ir al jardín, mientras que Allison y Diego fueron al comedor por practicidad.
El adolescente les dejó claro a sus hermanos que cada suceso iba a ser provocado no por azares del destino, si no, por una o más personas de manera intencional; les especificó lo importante que era detenerlas y con un tono de amenaza mezclada con preocupación (la cual trató de ocultar) sentenció a todos de cumplir con éxito lo que les corresponde, o sí no, el mismo se encargaría de enterrarle un cuchillo a cada uno por irresponsables.
Y es que a pesar de conocer las capacidades de cada uno de sus hermanos y ser consiente del potencial intelectual que desarrollaron en tan poco tiempo, aún había una pizca de desconfianza en su interior, algo que ni el mismo se podía explicar. Era la primera vez que los dejaba "solos" frente a una misión, ya que en los apocalipsis pasados fue él quien estuvo al tanto de todo lo que pasaba, y ahora, con los distintos sucesos que se irían desarrollando, le sería imposible hacerse responsable de todo al mismo tiempo, por lo que no tuvo más remedio que ceder... confiar en sus problemáticos familiares y ver que tanto podían lograr.
Finalmente, abrieron las puertas de la enorme habitación repleta de libros de pies a cabeza; los altos estantes mostraban un sinfín de colecciones de todo tipo: novelas, enciclopedias, poemas y tomos científicos de siglos pasados. Un olor añejo pero agradable se impregnaba en cada rincón del recinto indicando los años de antigüedad. La pelinegra quedó fascinada con lo que sus ojos percibían, analizaba cada detalle de la habitación al mismo tiempo que una sonrisa se esbozaba en su rostro.
Número Cinco, quien no tenía tiempo para admirar las bellezas de aquel salón avanzó rápidamente a una de las mesas que se encontraban ahí, dejó caer los papeles que traía consigo y habló:
-Acérquense rápido, hay que organizarnos con el plan.
Klaus y ___ caminaron hacía donde se encontraba y tomaron asiento en las sillas que rodeaban la mesa.
-Y bien, ¿Qué tenemos que hacer? - preguntó la pelinegra.
-Nos asigné el caso del hackeo a la casa blanca, estos son algunos datos que Herb logró recuperar del caso- dijo señalando el papeleo- realmente es muy poco.
La de azabache ojeó los papeles, efectivamente los datos eran escasos, no había ningún nombre concreto a excepción de un registro del año 2003 con el nombre "Anonymous".
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•𝐄𝐱𝐩𝐞𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝟐𝟎-𝟐𝟎• [𝙵𝚒𝚟𝚎 𝚢 𝚝𝚞]
FanfictionEl 2020 es un año considerado apocalíptico para muchos... ¿Pero que pasaría si las cosas se tornan incluso peor? Los Hargreeves se sumergen a una nueva aventura llena de misterio y conspiraciones, con el objetivo de salvar al mundo por tercera vez;...