➺𝐃𝐞𝐬𝐞𝐨𝐬 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨𝐬✝ [terminada]

ᕦ⁠•Sexto deseo: Avaricia•ᕤ

Desde la ida de Lee MinHo, JiSung había dejado de ser el mismo, se enojaba fácilmente, dejo de hacer sus deberes y lo peor de todo es que había empezado a robar en el pueblo, se daba escapadas por las noches cuando todos estaban dormidos y robaba.

Incluso fueron un par de veces cuando se atrevió a robar durante el día, ¿Que más daba?, A nadie le importaría, todos se habían ido, Félix dejo de tomarle importancia a lo que hacía JiSung, y la depresión en la que había caído Chan era fuerte.

Los robos eran dos veces a la semana, pero el deseo de queres más y más se apoderó de él, las cosas que obtenía gracias a sus habilidades de robo ya eran simples baratijas sin valor, quería más, tal vez oro o diamantes, pero todos aquí eran unos malditos pobres para él.

Y si quería mucho más tendría que robar a los de clase mucho más alta, a aquellos malditos ricos que vivían a unos cuantos kilómetros de dónde ellos vivían. Así que empezó su plan, en una semana se irían de aquella casa de la cual ya estaba cansado.

Pero sus planes se vieron casi arruinados cuando Chan lo descubrió, intento hablar con él, hacerlo entrar en razón, hacerle entender que lo que hacía era malo y que tarde o temprano tendría que pagar el precio. JiSung tan solo se burló de él, ya había sido demasiado tarde, HAN ya no era el de antes y tampoco quería volver hacerlo.

ーSoy feliz con lo que soy ahora ー sonrió de lado mirando a su mayor ーAhora puedes quedarte en este lugar solo con aquel perezoso de mierda, porque yo me voy ー comenzó a preparar sus cosas

ーTe lo ruego JiSung, aún estás a tiempo de dejar todo eso y volver hacer el mismo de antes ー Chan se acercó hasta él y lo abrazo ーTe lo pido JiSung no nos dejes ー sus ojos se humedecieron evito soltar lágrimas

JiSung sin expresión alguna, con fastidio y asco aventó fuertemente a su mayor, golpeándose la cabeza contra la pared, raspando sus manos que intentaron detener la caída, la sangre en su cabeza recorrió su nuca y las lágrimas desbordaron de sus ojos.

ー¿Sabes? ー se detuvo por uno segundos mirando la posición en la que Chan estaba ーNo vale la pena quedarme aquí, Changbin tenía razón, no sabes hacer nada, eres un idiota ー

Fueron las últimas palabras que escucho Chan por parte de aquel chico de cachetes regordetes, como los de una ardilla. Dejo que se fuera, ya no podía hacer nada; y aunque lo intentará sabía que no funcionaria.