El Gigante Cazador

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Hace miles de años, en la Isla de Creta, Artemisa se encontraba cazando en dicha isla, se le encargó limpiar la isla porque estaba llena de tenebrosas bestias.

Artemisa –"Mmm, me pareció escuchar algo".-de los arbustos sale un enorme jabalí, la diosa intentó matarlo, pero la bestia fue muy rápida y logró escapar, la diosa corrió tras él con la intención de matarlo, prepara su arco, pero una flecha ajena mata al jabalí. –"¿De dónde salió eso?"-se oyen unos fuertes pasos, Artemisa se esconde y ve a un muchacho de 3 metros salir de entre los árboles.

Calisto –Jefa, creí que esta isla solo tenía monstruos, kuma.

Artemisa –"Eso me dijeron, ningún mortal sería tan tonto para vivir aquí".

Joven -¡Oh sí! Hoy sí que voy a cenar muy bien.-mientras levanta su presa, siente que alguien lo observa, por lo que con un rápido movimiento se lanza en dirección de la diosa, al verla se distrae y Artemisa lo tira al suelo mientras lo amenaza con su arco. –Vaya, no sabía que había gente en esta isla, y menos una joven tan hermosa como usted.

Artemisa –Más respeto, estás en presencia de la mismísima Artemisa, y además, ¿quién eres y qué haces tú aquí? Por lo que dices, tampoco eres de estos lares.

Joven –Cierto, mis modales, mi nombre es Orión, y vine aquí por algo de acción, soy el mejor cazador de mi tierra y vine por un reto. [Orión – Gigante Cazador]

Artemisa -¿El mejor de tu tierra? Pues te dejaste dominar por mí muy fácilmente.

Orión –Quizás, pero eso fue porque creí que era una bestia lo que me estaba observando, pero al ver que no, bajé la guardia.

Artemisa –Como sea.-lo suelta. –No tengo tiempo para esto.-se empieza a ir.

Orión –Oye, ¿no te gustaría cenar conmigo?

Artemisa –Yo puedo conseguir mi propia comida, gracias.-se aleja saltando. -¿Lo viste, Calisto?

Calisto –Sí, pero, ¿por qué lo rechazaste, kuma?

Artemisa –Osita, los hombres siempre tienen otras intenciones cuando buscan estar a solas con una chica, además, tengo mucho que hacer.

Los días pasaron, y la diosa se había reencontrado varias veces con el joven, no eran encuentros apropósitos de parte de ninguno de ellos, eran solo coincidencias, pero Artemisa no se creía eso.

Artemisa -¡Deja de seguirme!

Orión –No te sigo, si así fuera no llegaría antes que tú a las presas.

Artemisa –Eso es otra cosa, ¡deja de robarte mis presas!

Orión –No es mi culpa ser mejor que tú.-esquiva una flecha.

Artemisa –Repítelo y el siguiente no será de advertencia.

Orión –Oh vamos, conejita, ¿le temes a la competencia?

Artemisa –Uno, no vuelvas a llamarme así, y dos, no le temo a nada, soy la diosa de la cacería, no existe criatura que no pueda cazar.

Orión –Lo que digas, conejita, yo sé que temes que te supere.

Artemisa –Si eso crees, veamos quien es el mejor cazador de la isla.

Orión -¿Estás desafiándome?

Artemisa –Así es, el que consiga las mejores presas se quedará en la isla, en cambio el otro se irá.

Orión –Acepto el reto, Conejita.

El reto dio comienzo y ambos demostraron una gran habilidad al cazar, estaban demasiado parejos, se retaron cientos de veces y siempre terminaban empatando, con el paso de las semanas, Artemisa ya se empezaba a acostumbrar a la compañía del gigante, pero aún así ella quería ganarle.

Shuumatsu no TenshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora