❅♕Ender♕❅

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Nunca había estado en este lugar, me juré nunca visitar el palacio de los asesinos y he fallado. Pero aunque cada parte de mi cuerpo se sienta inseguro y en peligro yo no me arrepiento de estar aquí, no cambiaría mis acciones, yo no soy un cobarde, mi padre no me crio para ser un vampiro llorón. Yo soy fuerte, y no voy a morir ahora.

No permitiré que los mismos que lo asesinaron acaben también con mi vida, no les daré ese lujo. Le demostrare a mi padre de lo que soy capaz, no me importa si fue un traidor, porque sé que el nunca haría algo que arriesgara su vida, sé que él era inocente pero hubo una razón para eliminarlo, y algún día la sabre.

No moriré hasta saber la causa de que el muriera injustamente... ¿Cuál fue su pecado en esta vida? ¿Qué les hiciste a los Condes para que ellos quisieran acabar con tu vida?

Él siempre tuvo muchos secretos, y lamentablemente los detesto. Su pasado nadie lo supo, ni siquiera Lilith, nunca conocí a mis abuelos, nunca supe la razón por la que vivimos ocultos en el bosque teniendo un pueblo entero. Mi padre nos ocultó muchas cosas, ahora está muerto y no hay nadie que me pueda dar respuestas. 

Estoy solo en esto, y por suerte me encanta la soledad.

Ahora mismo estoy en un calabozo del castillo del Conde Caspar, la noche ya termino y ahora me tengo que enfrentar a los crueles rayos solares que se filtran por una ventana. Hay más celdas y pocas tienen algún vampiro, pero son simplemente cuerpos... Todos murieron ya. No hay señales de vida en todo el lugar, y me temo que en unas horas yo acabare igual que esos vampiros que también se atrevieron a ir en contra de las reglas de su Conde.

Cadenas envuelven mis brazos, ni siquiera sé porque se toman la molestia de encerrarme en este horrendo lugar si me pudieron haber matado en el preciso momento que le arrebate la vida a ese vampiro. Todavía llevo su sangre en mis manos, me resulta desagradable y un tanto patético que intente buscar con urgencia la manera de limpiar mis manos, cuando estoy a punto de ser castigado por mi crimen. 

Creí que en este día comenzaría a redimirme, pero estoy ajeno a eso. Me resulta imposible que haya llegado mi momento, necesito respuestas antes de mi muerte. Necesito que la sangre de Caspar manche mis manos en lugar de la de un simple vampiro que sirvió simplemente como anzuelo.

La verdadera razón de su muerte es haber llegado a este lugar por un simple capricho: mirar el rostro de la persona que se encargó de asesinar a mi padre. Se que el debió de morir de la peor manera, no soy estúpido, los habitantes de la Región de Oro necesitamos ver una muestra de su poder para temerles y respertarlos. Se que se encargan de que nadie más piense en desobedecer las reglas, porque nadie quiere acabar suplicando muerte.

Y no se la razón de esto. Vere el rostro de un asesino, y no obtendré recompensa, o tal vez si considero la muerte como una. 

Mi capricho me ha traído a este lugar, y ahora ya no sé cómo librarme. No creo que pueda contra ese ser tan poderoso, eso lo tengo seguro pues ni siquiera mi padre quien no se creía tales disparates de que Caspar nos salvó de una muerte segura, nunca estuvo en contra del poder de aquel vampiro. No tengo oportunidad contra él, lo sé perfectamente y eso solo hace odiarlo aún más.

La puerta del calabozo se abre lentamente, como si la persona detrás de esta disfrutara de mi impaciencia al no percibir a ningún vampiro.  Aprieto mis puños, me están humillando y sé que disfrutan hacerlo, ni siquiera me importa si muero, pues lo que más me indigna es que lo haga siendo humillado, sin que no me quede ningún tipo de valor, que mi persona se rompa por completo y hacerme un ser completamente diferente a lo que soy. 

Odio a esos seres con toda mi alma.

— ¿Que ha pasado Dorian? —pregunta uno de los tres vampiros al entrar, este está detrás de todos como si le diera asco estar en este lugar, no lo culpo a mi también me causa nauseas.

El origen de la LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora