𝕰𝖑 𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖆𝖉𝖎𝖊 𝖛𝖎𝖔 2

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El vampiro de ojos color miel se inclinó ante el Conde, este bajo la cabeza con respeto... O temor. Todo era tan divertido en este palacio, me entretenía mucho más que estando solo en mi palacio; aquí todo era tan diferente, había más lujos obviamente, el miedo era aún más real en este lugar. Todos hacían lo posible para subir de nivel.

Incluso podía ver toda la sangre derramada manchando pardes y pisos, todos los cuerpos de los vampiros que intentaron ser más listos que nosotros. Vives o mueres, y un gran consejo que recibí de Caspar era que, si un día decidía morir él se encargaría de que nunca muriera. Y si quería vivir haría lo posible para que yo quisiera la muerte. 

Un tanto ilógico, pero ser criado por él tenía sus pequeñas consecuencias. 

Ahora si lo resumo, quiero morir. Por favor humanos, usen sus armas contra mí. Disparen balas de plata directo a mi cabeza. Tantas guerras y en ninguna he muerto, siempre vuelvo sin algún rasguño. Sorpréndete, Caspar siempre cumple sus promesas.

Pero, ¿Por qué se inclina frente a el? No le merece ningún respeto. ¿Por qué nadie se atreve a matarlo de una vez? 

Somos tan débiles, es verdad.

Felix se puso a mi lado, su mirada se dirigió a mi... Me protestaba por no rendirle respeto a ese Conde, y claro que no lo haría.

Asesine a una guardiana por seguir viviendo. Mate a mi propia esposa por su orden, ¿Quiere que le tenga respeto? Claro que no. Él sabía perfectamente que yo siendo guardián la necesitaba para tener poder, ella era mi otra mitad y no estoy hablando romance, y ahora con su muerte, tengo que mendigar. Nunca más seré poderoso, yo era una amenaza para el, y ahora que ya no tengo nada no se preocupa de mí.

No importa cuánto haga, no puedo enfrentarme a él y poder presumir haber ganado. 

Y lo peor de todo es que, me convirtió en un monstruo como él. 

— Mi Conde —hablo Felix— Venimos tan pronto como nos notificaron que nos necesitaba.

— Los esperaba hace dos días. No creí que se tardarían tanto... —dijo bebiendo de su copa de sangre, mirándonos desde su trono como simples cucarachas. — Pero llegaron, y espero que les guste este lugar porque no quiero que vuelvan a tu Región Farrel. Ahora los necesitamos más que nunca...

— ¿Qué quieres de nosotros Caspar? —pregunte.

— Al parecer Dorian te enseño a ser tan directo...

— No me lo enseño nadie pero supongo que sería un alago para él.

El sonrió levantándose de su asiento— Ahora mismo necesito todo el apoyo posible, hay nuevos rastros de un guardián ,y esta vez no lo dejare ir. Todos los Condes comenzaran a llegar a lo largo de la semana así que, tendremos mucha ayuda. No parare hasta que esté muerto el Guardian de la Noche.

El cuerpo de Felix se tensó, incluso retrocedió un paso queriendo huir del lugar. No pude evitar sonreír.

— Entonces ya habremos eliminado a todo los guardianes, ¿No? O bueno no creo que tengas pensado matarme a mí.

El rio— Lamentablemente no puedo hacerlo. Seguirás viviendo.

— Para tu pesar.

— Entonces esa es su misión, busquen a ese guardián, así se ganaran un título de Condes.. Encuéntrenlo y tráiganlo con vida a este palacio.

— Señor... ¿No lo llevaremos al palacio principal? —pregunto Felix, por fin había decidido hablar. Y siendo sincero no es ni un poco discreto, ¿Que haría si se descubría su secreto? ¿Que tenía como pareja a un hombre.... Y para empeorar la situación era un guardián? 

El origen de la LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora