Amor no correspondido, ¿Quién dijo que no dolía?
Ari ya no sabe que más hacer para detener lo que siente por el mejor amigo de su hermano, Nishimura Riki.
━━ Completa.
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Una sonrisa. Una sonrisa y fue suficiente para mí, me hipnotizaste de una manera tan inexplicable que cada vez que te veo solo pienso en tu sonrisa y en hacerte sonreir.
Probablemente las personas que no gusten de nadie o no se hayan enamorado jamás no puedan entender lo que siento. Ese extraño sentimiento de querer que siempre estes bien, el sentimiento de querer estar cerca tuyo y no poder hacerlo, el de verte a lo lejos queriendo a alguien más, el de aceptar que no soy para ti. Sí, todo eso es difícil de explicar si no amas a nadie.
La cantidad de emociones que experimento al verte son muchas, así que que prefiero fingir que no siento nada, porque de hecho ese es el objetivo, no sentir nada.
¿Pero cómo no sentir nada cuando tú te vuelves cálido en ocaciones en las que estoy presente? ¿Acaso lo haces a propósito? ¿Por qué intentaste ayudarme con esa bebida cuando jamás pedí tu ayuda? Ayúdame a entender eso y quizás se vuelva más fácil el olvidarme de ti.
Me gustas, Nishimura Riki. Me gustas demasiado y detesto que me sigas gustando a pesar de saber que nunca significaré nada para ti.
━━━━━━ 02: Hola, tú ━━━━━━
Me encontraba en mi salón de clases completamente sola. ¿Por qué razón? Pues el timbre ya había sonado alguna horas anteriores y todos ya se habían retirado, sin embargo yo aún no podía hacerlo debido a que Jun estaba entrenando.
No era algo que me gustaba, en realidad, lo detestaba; quedarme en la escuela a pesar de que mis clases ya habían terminado solo porque el tonto de mi mellizo estaba entrenando no era lo que quería. Sin emabrgo lo que yo quería no era importante, ni para mis padres ni para la escuela. Tan solo era la melliza inútil que sacaba buenas calificaciones, pero no las suficientes como para ser reconocida y generar dinero; era la sombra de mi hermano Jun y debido a eso yo debía hacer lo que mis padres querían y si ellos querían que regresara a casa con Jun pues eso debía hacer.
Así que cada Lunes, miércoles y viernes debía esperar hasta que el entrenamiento acabase para poder regresar a casa. Se ahorraba dinero, pero se agotaba mi paciencia.
La alarma en mi teléfono sonó de repente, tomándome por sorpresa y haciéndome conectar con la realidad de nuevo. Vi la hora y eran las siete con cincuenta de la noche, por lo que guardé mis cosas con cuidado y me retiré del salón para ir en busca de Jun. Sí, me gustaba llegar unos minutos antes.
Al llegar a la cancha de basquetbol donde practicaba todo el equipo me di cuenta que no solamente estaba el equipo y el entrenador, sino que también se encontraba Ren. No fue agradable verla sosteniendo las cosas de Ni-Ki con una patética sonrisa en el rostro, pero debía acostumbrarme a ello si quería superar a su novio.
Me senté en al otro extremo de las barras, lejos de Ren y sin captar la atención de nadie. Me coloqué mis audífonos y encendí la música para no escuchar los extaños sonidos que ellos producían al jugar, ya sea por las zapatillas que hacían chirridos o por sus fuertes jadeos.
