Amor no correspondido, ¿Quién dijo que no dolía?
Ari ya no sabe que más hacer para detener lo que siente por el mejor amigo de su hermano, Nishimura Riki.
━━ Completa.
━━ Se prohíbe las adaptaciones cómo también la copia total o parcial de esta his...
29: Final La última estrella en brillar El cometa Leonard
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Crecer. Aquella palabra que fácilmente podía hacerte sentir abrumado. Al menos así fue para mí, siempre.
Desde que tengo memoria, cada vez que pensaba en el futuro, me angustiaba y eso ocasionaba que sintiera un gran temor por crecer, por equivocarme y por hacer las cosas mal. Siempre me había aterrado las cosas que no sabía que vendrían.
Crecer no solo implicaba vivir tu vida de una manera, crecer implicaba tomar decisiones y equivocarte, implicaba hacer locuras, divertirte, esforzarte, entristecerte y enamorarte. Y a veces todo eso lo podías experimentar en un mismo momento. Crecer se basaba en desarrollar un largo camino de autoconocimiento y también se trataba en vivir la vida lo mejor que podías, aún si el destino te lastimaba de las peores maneras. Y cuando eres un adolescente que intenta entender todas sus emociones que empieza a experimentar a la misma vez te puedes asustar y agobiar al descubrir que todas esas cosas son parte de crecer. Comienzas a conocerte y a darte cuenta de que modo te gustaría vivr la vida, como me pasó a mí.
Quizás para un adulto esa reflexión no tenía sentido de ninguna manera; sin embargo, para mí, reflexionar sobre la vida y el crecimiento y llegar a la conclusión de que todo se basaba en vivir de la mejor forma que podías y aceptar lo que venía era parte de mi autoconocimiento, lo que implicaba que se volvía parte de crecer.
Siempre había estado asustada por eso, y aquel miedo aumentó cuando comencé la secundaria. Estaba completamente aterrada y jamás pensé que aquel miedo podría desaparecer; sin embargo, cuando lo conocí, ese miedo, de alguna forma, cobró sentido y dejó de sentirse como miedo.
Sunghoon me había enseñado varias cosas, una de esas cosas fue la de aceptar las cosas que venían aún si pensabas que no lo merecías. Él había sufrido casi toda su vida. El bullying que recibió, las peleas en las que se metió, tener ese accidente, perder a su hermano, que su familia se separara, perder a su madre. Todo lo que había estado viviendo mientras que iba creciendo era, sin duda alguna, la prueba más grande de que a veces la vida te podía lastimar más que a nadie en el mundo y que a veces solo debías seguir adelante.
Por supuesto que no era justo, por supuesto que él no lo merecía, pero fue lo que le pasó y él tuvo que aprender a crecer con ello. Tuvo que aprender a una corta edad de que parte del crecimiento implicaba un poco de sufrimiento.
Cuando lo conocí yo estaba completamente perdida en mi propio camino del conocimiento, no sabía quien era ni que quería ser, tampoco sabía que esperaba de la vida. Era tan difícil pra mí y él sencillamente lo simplificó. Con Sunghoon aprendí, sufrí, me divertí y sobre todo sentí. Con Sunghoon pude hacer de mi último año un mejor año y siempre iba a agradecerle por eso.
Cuando recordaba el hecho de que solo faltaban unos días para terminar la escuela yo no podía evitar dejar de pensar en él y deseaba con todas mis fuerzas poder verlo al menos en la graduación y hablar con él otra vez. Lo extrañaba.
