Amor no correspondido, ¿Quién dijo que no dolía?
Ari ya no sabe que más hacer para detener lo que siente por el mejor amigo de su hermano, Nishimura Riki.
━━ Completa.
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Unas semanas pasaron desde aquella extraña noche con Ni-Ki en su casa. Debía admitirlo, se sintió inesperadamente bien tener ese tipo de momento con él; fue nuevo y divertido y sin duda alguna me dejó con ganas de más. Nunca antes, desde que conocí a Ni-Ki, habíamos tenido ese tipo de tacto entre nosotros. Siempre era abrazos o caricias, pero jamás eso a ese nivel y haberlo tenido, justo en esa noche, me gustó. Sin embargo, debía ser honesta también, y por más que me haya gustado, también me confundió.
Lo sabía, sabía que sucedería. Que mis sentimientos no podrían controlarse y que mi corazón tomaría el control de mi cuerpo en todas las situaciones igual que otras veces. Sabía que llegaría un punto en el que ya no estaría segura y empezaría a dudar de nuevo de todo y no lo quería. La experiencia era abrumadora y agonizante, te consumía por dentro lentamente hasta que no quedaba nada de ti y solo estaba esa persona. Ya lo había pasado una vez cuando era más vulnerable y frágil, no quería experimentarlo una segunda.
Los días posteriores a esa noche traté de no pensar en él o en Sunghoon y olvidar por completo el hecho de que seguía sintiendo algo por ellos. La mejor manera de hacerlo era evitando ciertas situaciones, una de ellas era no estar a solas con ellos o directamente no estar con ellos. Así que, después de pensarlo toda una noche, supe que debía hacer; me alejé. No por completo, claro, seguía hablándoles cuando estábamos con el grupo o por chat, pero sí intentaba evadir las salidas y los momentos en privado.
Y no era porque quisiera ser mala o porque siguiera siendo la misma niña inmadura y caprichosa de antes, era más bien porque quería protegerme, estar a salvo y evitarme más dolor. La última vez sufrí demasiado y me culpe demasiado, no deseaba lo mismo. No deseaba que la historia se repitiera y menos con ellos.
Había cambiado y parte de mi cambio implicaba el hecho de que había aprendido a quererme siquiera un poco. Sí, probablemente seguía teniendo inseguridades y sí, quizás no me amaba lo suficiente como para decidir que clase de amor quería, pero, al menos, por lo poco que apreciaba mi cuerpo y mi vida, sabía que si no quería retroceder, lo mejor era solo avanzar.
No iba a estancarme en mis pensamientos de incertidumbre solo porque tenía miedo, de hecho, planeaba seguir aún si tuviera miedo. Era lo que había estado haciendo esos últimos años y no lo iba a arruinar solo porque mis sentimientos estaban confundidos respecto a dos chicos que siempre supieron que los amaba.
Era diferente, iba a ser diferente está vez. Quería que lo fuera.
—Entonces, ¿dices que no te amas, pero sí lo suficiente como para querer proteger tus sentimientos de ellos dos?
