2. Música y mecheros

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-Holaa.

-Hola, Lis.

-¿Qué tal vas?

-Pues bien, pero no sé por qué hoy hay tanta gente en la tienda.

-¿No lo sabes?

-¿De repente a todo el mundo le entretiene la literatura?- arqueo una ceja.

-Ojala, pero desgraciadamente no - se encoje los hombros.

-¿Entonces?

-Hay una especie de concurso de talentos en el bar de al lado.

-Ahora todo encaja.

-¿Te apetece ir? Es esta tarde.

-¿Para?

-Para socializar.

-Repito, ¿para?

Lis se ríe.

-Eres un poco antisocial.

¿Un poco solo?

Sht.

Solo digo que tiene razón.

-¿Y que gano por ir?

-Mi compañía.

-Eso ya lo tengo aquí.

-Podrías presentarte.

-¿Al concurso?

-Claro.

-¿Y  hacer que?

-Cantar.

-Que pesados sois, eh. No me pienso subir a un escenario nunca.

-Nunca digas nunca.

-Lo que tú digas.

-¿Entonces quieres ir?

-¿Me invitas a una cerveza?

-¿Esa es tu única condición?

-Sí.

-Pues nos vemos aquí a las 7.

-¿Quieres que te pase a recoger?

-¿Con la moto? No gracias. Voy a llegar completamente despeinada.

-Quejica.

-Despreocupada.

-Con lo guapa que voy siempre...

-Sí eso es verdad.

- Hasta luego, Lis.

-Adiós, Ayi.

-¿Ayi?

-Estoy intentando ver que apodo ponerte, tu nombre es muy difícil de acortar, Ayara.

-Solo intenta no inventarte un apodo absurdo.

-Me acabas de crear una necesidad.

-Me voy antes de que eso ocurra.

Me quito la chapa identificativa con mi nombre y voy a por mis cosas a la sala de descanso.

El trayecto no se me hace demasiado largo, he decidido coger algo más de velocidad, por lo que me abrocho la chaqueta y acelero.

Me encanta hacer eso, sobre todo cuando voy con Carl, a él le da algo de miedo y se agarra como si su vida dependiese de ello. El dice que el día menos pensado me pasará algo.

Lleva razón.

Tú deberías estar de mi parte.

Vale, me estoy volviendo loca. Es un dato importante.

Siempre serás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora