Capítulo 3

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-Ah mirá... -le dije haciéndome la desinteresada.

-¿Podemos empezar de nuevo?

Lo pensé unos minutos, que seguro fueron dos segundos nada más. -Bueno, pero no quiere decir que te haya perdonado y si volvés a...-No pude seguir, su boca ya estaba sobre la mía y no me dejaba seguir hablando. No quise abrir la boca pero... a quien le quiero mentir me moría por un beso suyo así que dejé entrar su lengua en mi boca.

-Váyanse a la habitación por favor, pero no a la mía. -Escuchamos a Marian que venía al baño, creo.

Nos reímos y fuimos agarrados de la mano hasta donde estaban todos los otros chicos y seguimos tomando como hasta las doce y media que pidieron el remís y nos llevó al boliche, no me acuerdo bien cuál era, recién llegábamos a la joda y yo ya estaba en pedo casi pero no me importaba, amaba sentirme así de libre, hacer lo que me pintaba si de todas maneras, al otro día no me iba a acordar y me chupaba tres huevos y la mitad del orto lo que los demás pensaran de mí. Así que sí, hice de todo esa noche.
Estaba bailando y tomando de un vaso que me dieron por ahí, no sé quién y empecé flashar de todo porque me había fumado un churro antes de entrar y esas cosas me pegan mal. Bueno, estaba bailando y me quedé mirando fijo a Joaco un rato porque me había re tildado, así que fui y le empecé a menear por adelante, le agarré las manos y le hice que rodeara mi cintura y como él no estaba sobrio tampoco empezamos a joder y cuando quise acordar me la estaba apoyando así que no me resistí, me di vuelta y empezamos a chapar. No sé cuánto tiempo pasó, creo que ni una milésima de segundo que alguien lo separó de mi y le encajó una trompada en la jeta. Justin, quién más iba a ser. Me puse roja y me dieron unas ganas tremendas de cagarlo a trompadas al wacho imbécil ese quién se creía que era. Avancé súper enojada hacia él y amagué a pegarle una cacheta pero es más rápido y más fuerte que yo, así que me agarró las dos manos y me inmovilizó poniéndolas atrás mío.

-¿Qué te pasa imbécil, por qué mierda le pegaste? -Le grité.

-Mirá pendeja, sos mía. ¿Quién te crees que sos para ir repartiendo besos por ahí?

-Pero chúpame la pija pelotudo, ¿vos quién te pensás que sos para decirme a quién me puedo comer o no? Andá, conseguite una trola y dejame en paz, pedazo de pelotudo. -Quise hacer fuerza para zafarme pero mientras más fuerza hacía yo, más apretaba él. Me quiso dar un beso pero no abrí la boca, me separé, lo escupí y ahí me soltó.

Me fui a buscar a las chicas que no sabía dónde bosta se habían metido. Tambaleándome llegué hasta donde estaban Mer y Marian.

-¿Y Abi? -Pregunté agarrándome la cabeza.

-No sé, hace como media hora apareció un wacho y desaparecieron.

-Uh la trola esta. Chicas me siento mal me quiero ir a...-No pude terminar, el vómito salió expulsado de mi estómago salpicando a las chicas y a las personas que estaban cerca.

No me importó que me miraran con cara de asco porque ni los conocía pero las chicas empezar a gritar, como si no sé, se acabara el mundo. Apareció Valentín y me agarró el pelo para que no me ensuciara. Cuando dejé de vomitar me llevó al baño de chicas, supongo, entramos a un cubículo y me preguntó si quería seguir vomitando, le dije que sí porque me seguía sintiendo mal, pero nada salió de mi boca y en los minutos que estuvo ahí conmigo esperando a que soltara algo más, no lo hice porque no pude.

-Llevame a casa por favor. -Le dije sentándome en el piso y apoyando la cabeza en la pared.

-Pero tenemos que volvernos con los chicos...-me dijo acariciándome el pelo

-Valen, por favor. -supliqué susurrando.

-Bueno, bancame que llamo a un remis.-Salió del cubículo y yo me quedé sentada ahí. -Paz, vamos dale ya está el remis en la puerta. -Sentí que me dijo pero me hice la boluda, parece que me había quedado dormida. -Paz... -me tocó el hombro y me movió un poco. Tampoco le hice caso, en serio que quería dormir.- Puta la pelotuda esta. -Dijo y me alzó. Creo que me llevó así hasta el remis porque sentí que se sentó y me sentó a mí también. Le dijo algo al chofer y nos empezamos a mover. Yo no pude evitar reírme pero me dí cuenta que estaba "dormida" y traté de no reír de nuevo. -Uh Paz, ¿sos chota vos? Para qué me haces traerte alzada.

-Shhh... -le dije porque me explotaba la cabeza y sentía que estaba gritando.

-Estoy hablando despacio pelotuda.

-Ah bueno, te quiero mucho. -Le dije durmiéndome.

Considero a Valentin como mi "mejor amigo" dentro de los del grupo que tenemos. En realidad los amo a todos, amo salir de gira, que me aguanten en todo la verdad es que no sé qué mierda sería de mí sin estos ocho gatos, y agrego a Justin también en la lista de amigos, porque aunque fue el último que se unió a la ranchada, lo llegué a querer como a todos los otros (y esto no tiene nada que ver con lo que sea que tengamos)

(*)

Me desperté por el dolor de cabeza que tenía y lo primero que veo es a Valentin durmiendo el cuero en el sillón chiquito que tengo en la pieza. No no no no, no puede ser.

-¡Valentín! -le grité para despertarlo. Abrió los ojos rápidos y se cayó. No pude evitar reírme. -Ay la concha mi cabeza. -me agarré la frente. -¿Qué haces acá? -Le pregunté asustada.

-Tranquila chora, no pasó nada.

-¿Qué haces en mi cuarto, por qué no tenés puesta la remera?

-Porque me dio calor, ke kere k te diga. Y antes de empezar a bardearme, me tendrías que agradecer porque me parece que anoche estabas hasta la pija y te traje a casa y me quedé hasta que te durmieras y me dormí acá, perdón por eso.

-¿Me parece? ¿Cómo "me parece"?

-Y bueno loca, no sos la única alcoholizada acá.

-Bueno, gracias bebé. Sos el mejor. Y como sos el mejor me vas a traer algo porque se me parte la cabeza.

-Y convídame que a mí también me duele. ¿Dónde tenés un tafirol?

-En el primer cajón, fijate. -Le dije, apoyando la cabeza en la almohada y tapándome hasta la cabeza.

Era sábado y cómo nos habíamos despertado como a las dos y media, tomamos un tafirol cada uno y le dije que me iba a dormir una siestita para que se me pasara el dolor de cabeza. Le dije que si quería, que se acostara conmigo a dormir pero que antes se pusiera la remera para que si llegaba a entrar alguien no flashara caca.

Sentí unos golpes en la ventana y que se movía o algo así, pero como estaba dormida no le di pelota. Cuando sentí que me destaparon toda ahí sí salté y me levanté.

-¿QUÉ HACES CONCHUDO? -Le grité.

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Perdí el control - Justin Bieber [Argentina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora