LIONS AND WOLVES | Robb Stark

13 | UNA NUEVA FAMILIA

Cersei Lannister rechazó los términos de Robb Stark. Alton Lannister regresó a su campamento a primeras horas de la mañana con la mala noticia, y Joanna, que ya sabía de la negativa de su madre, escuchó al chico Lannister transmitirle la noticia a su esposo.

—¿Y qué dijo ella? —preguntó Robb.

—Admiró su espíritu, Su Alteza —respondió Alton.

—¿Y luego?

—Ella...

—Si todos los hombres tuvieran que rendir cuentas por las acciones de sus parientes lejanos, Sir Alton, nos colgarían a todos —dijo Robb.

—Rompió el papel por la mitad, Su Alteza —respondió Alton.

—Has actuado con honor —dijo Robb—. Te lo agradezco. Lord Karstark, asegúrese de que el corral de Sir Alton esté limpio y ofrézcale una cena caliente.

—El corral de Sir Alton está ocupado, Su Alteza —respondió Lord Karstark—, por los prisoneros de la Forca Amarilla.

—Demasiados prisioneros —dijo Roose Bolton.

—¿Hay espacio para Sir Alton? —preguntó Robb.

—¿Necesita acostarse? —preguntó Lord Karstark.

Joanna se puso de pie—. Que le construyan una nueva celda. Ponlo con mi tío por ahora.

—Que tu hijo los vigile —le dijo Robb a Lord Karstark.

—Torrhen —le dijo Lord Karstark a su hijo.

—Eso será todo —concluyó Robb.

Roose Bolton se demoró, pero cuando Talisa, la linda enfermera, llegó a la tienda y dijo—: Su Alteza, ¿tiene un minuto? —Roose miró a los dos gobernantes antes de salir de la tienda.

Joanna miró a Robb—. Si me disculpas, me aseguraré de que Sir Alton esté bien con mi tío.

Robb asintió, inclinándose hacia Joanna, besando su mejilla—. Ten cuidado.

—Jaime nunca me haría daño —le recordó Joanna—. Independientemente de cuál sea mi nombre ahora.

Robb no parecía convencido, y sus ojos siguieron a Joanna hasta que desapareció de su vista, dirigiéndose hacia los corrales donde se encontraban los prisioneros. En los días posteriores a su boda, parecía que los dos se habían vuelto casi hiperconscientes de la presencia del otro.

En la Batalla de la Forca Amarilla en particular, Robb y Joanna lucharon codo con codo, defendiéndose mutuamente en la batalla y saliendo victoriosos una vez más. Después de eso, sus toques persistentes se habían vuelto más frecuentes, con Robb a menudo besando suavemente la mejilla de Joanna al pasar o colocando su mano en su mejilla.

Los dos siempre estuvieron destinados a estar así; casados y unidos como una sola casa, pero navegar este cambio en la dinámica les estaba pasando factura a ambos. Todavía tenían que consumar su matrimonio, un hecho que solo ellos y los hermanos Oscura sabían, pero Joanna se dio cuenta de que Robb estaba cada vez más agitado.

La noche anterior, por ejemplo, le había preguntado si tenía algún problema con él y si esa era la razón de su vacilación para consumar. Eso había dado lugar a besos suaves y algunas caricias errantes, pero Joanna lo había detenido antes de que pudiera ir mucho más lejos.

Mientras caminaba hacia los corrales, se preguntó cómo cambiaría su relación una vez que tuvieran relaciones sexuales. ¿Cambiaría la forma en que Robb la veía, arrojando una luz diferente sobre ella y poniendo de relieve la idea de que ella podría darle un heredero algún día? ¿Desearía tanto tener un bebé que olvidaría que ella era una de sus mejores luchadoras? Alayna le había dicho que no se preocupara, pero parecía que todo lo que Joanna hacía en estos días era inquietarse.

Al llegar al corral que albergaba al Matarreyes y a Sir Alton, Joanna vio a Torrhen Karstark cuidándolos diligentemente. Cuando ella se acercó, inclinó la cabeza con respeto—. Su Alteza.

—Unas palabras con mi tío, por favor —pidió Joanna.

—Yo... no sé si eso sea...

Joanna forzó una sonrisa—. Una palabra con el Matarreyes.

Su tono tenía una sensación de finalidad, y Torrhen se hizo a un lado, permitiendo que Joanna se parara frente a su tío, todavía atado a un poste y cubierto de más suciedad que la última vez que lo había visto—. Tío Jaime.

—Querida Joanna —respondió Jaime, recordándole a Joanna la carta de Cersei—. Que placer es volver a verte. Creo que debería felicitarte.

—Ahórrate las felicitaciones, tío —dijo Joanna—. No estoy aquí para sutilezas.

—Ah, pero no todos los días se casa tu sobrina mayor —dijo Jaime—. Y con un Stark. Sabes, tu padre siempre dijo que estabas destinada a crecer y casarte con un Stark, pero todos siempre asumieron que te escaparías antes de que eso sucediera.

—Ya me he escapado una vez, tío —respondió Joanna—. Y estoy cansada de temer mi futuro.

—¿Ya consumaste el matrimonio? —preguntó Jaime—. Escucho susurros entre estos hombres cuando creen que no los escucho. Muchos de ellos creen que tú y Robb Stark todavía tienen que consumar su matrimonio.

—Bueno, no creas todo lo que escuchas —respondió Joanna—. Y además, lo que hacemos Robb y yo no es asunto de nadie más que nuestro.

Jaime casi sonrió—. Tu madre estaría orgullosa de ti.

—Madre me vería ahorcada por traición contra el Rey —respondió Joanna—. Ella se preocupa poco por mí. Ha rechazado los términos de Robb.

—Como supuse que haría —dijo Jaime—. Y supongo que tú también lo sabías.

—Sí —respondió Joanna—. Solo hay una cosa que haría que Cersei busque la paz.

—Yo —dijo Jaime en voz baja.

—Sí —dijo Joanna—. Sabes, a pesar de todos tus defectos, sigues siendo mi tío. ¿Te están tratando bien?

—Me vendría bien un baño —respondió Jaime—. Tal vez una comida caliente. ¿Podría la Reina en el Norte hacer que eso sucediera?

—Veré qué puedo hacer —respondió Joanna—. Después de todo, mi lealtad ahora está en otra parte, tío Jaime.

Jaime suspiró—. El cachorro ha dejado la manada. Siempre fuiste el enano de la camada de Cersei.

—¿Es porque tú no eres mi padre? —preguntó Joanna.

Debajo del lodo, el rostro de Jaime se quedó sin color—. ¿Por qué...?

—Haces un trabajo terrible escondiéndolo, querido tío —respondió Joanna—. Y además, ¿quién soy yo para juzgar? Has acertado dos de tres. Tommen y Myrcella son buenos niños. En cuanto a Joffrey, bueno, solo puedo esperar que cuando llegue su momento, los Dioses sean misericordiosos.

Jaime le dio a Joanna una mirada sombría—. Realmente te has vuelto contra tu propia familia, ¿no?

—Ahora tengo una nueva familia —respondió Joanna—. Y estamos ganando esta guerra, tío. No pasará mucho tiempo antes de que Desembarco del Rey sea saqueado. Lo llaman la Guerra de los Cinco Reyes. Joffrey, Robb, Stannis, Renly y Balon Greyjoy.

—Ah, pero ¿Renly Baratheon no está muerto? —preguntó Jaime—. Entonces, ¿no sería la Guerra de los Cuatro Reyes?

La mandíbula de Joanna se tensó—. Sí, Renly Baratheon está muerto.

—Lo siento —dijo Jaime—. Sé que era tu tío.

—Nunca lo conocí —replicó Joanna—. Pero en cuanto a ti, Sir Jaime, pensé que te conocía. ¿Entiendes que si vuelves con mi madre después de esto, nunca escaparás? Eres mejor que ella, Jaime. Siempre lo fuiste.

Con sus últimas palabras en el aire, Joanna se dio la vuelta y se alejó de Jaime Lannister.