8. A través de una línea telefónica

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Capítulo con alto contenido sexual*


Sana estaba terminando de lavar, secar y guardar la loza. Mientras que Momo se daba una ducha en su cuarto.

La pelirroja no podía creer lo que había ocurrido desde el día anterior. Se había besado con Momo, había dormido con las dos en una cama, vio a Dahyun y Momo besándose en su propia cama. Aun no puede olvidar la reacción que tuvo su cuerpo cuando vio a la actriz meciéndose sobre el regazo de Momo. Era una escena muy erótica – joder Sana, pareces una niña de 15 años – susurró mientras guardaba el último vaso. Sacó su delantal y subió a su habitación.

Sana trató de desviar la idea de que Momo se estaba bañando en su cuarto. Su cabeza estaba muy confundida en estos momentos. No sabía si entrar o esperar por ella. Tampoco tenía idea si volverían a compartir cama esta noche o había sido sólo porque Dahyun también se había quedado a pasar la noche. Pero, mientras pensaba. Sus piernas caminaron por si solas hasta la habitación de Momo. La puerta estaba cerrada, así que golpeó. Sana espero algunos minutos, pero nada. Decidió entrar.

Ya adentro la pelirroja notó que Momo había elegido colocarse unos pantalones chándal delgados y holgados. También, seleccionó una remera y un polerón.

-¡Joder!

Sana escuchó ruido que provenía desde el baño. La pelirroja caminó silenciosamente hasta el cuarto y vio cómo Momo estaba de pie, completamente desnuda mientras trataba de abrir una botella de shampoo nueva. Los ojos de la pelirroja recorrieron de pies a cabeza el cuerpo creado por los dioses griegos que tenía Momo. Ella no tenía que ser estúpida, para no notar, como el cuerpo de su mejor amiga se iba desarrollando con el tiempo.

Sus ojos disfrutaron de la visión de su cuello delgado y alargado que tanto le encantaba. Sana aceptaba que había tenido pensamientos sexuales con su mejor amiga, pero como no tenerlos. Su cuello era el comienzo del infierno para Sana. Su cuello era tan delgado y alargado. Con lunares sexymente posicionados – ¡Dios! Me encantan sus lunares – susurró despacio. Se permitió que sus ojos bajaran a las prominentes clavículas para terminar descansando en sus dos pechos. Sus malditos pechos estaban frente a ella y Sana tenía un ángulo perfecto, para darse cuenta de lo erectos que estaban aquellos pezones a causa del agua que caía sobre ellos.

-¿Son lindos verdad? – la pelirroja se estremeció.

-Lo siento... escuché un ruido y decidí entrar. Pensé que te había pasado algo.

-Estoy bien – las dos se quedaron en silencio mientras se miraban – esto es muy incómodo.

-Yo... yo creo... yo creo que se me es muy cómodo mirarte – Momo le sonrió - ¿Puedo entrar? Me muero de ganas de entrar.

-Claro que puedes, pero hay una regla.

-¿Cuál?

-Sólo puedes entrar si te metes completamente desnuda.

-No es un problema.

Momo estaba de pie bajo el agua de la ducha y pudo ver, con sus propios ojos, como Sana dejo caer su pantalón de pijama junto a su tanga de color roja, para seguir, con su remera cayendo al suelo. La pelirroja no llevaba ropa interior y a Momo le encantaba. Había soñado con el porte de los pechos de Sana un centenar de veces. Se había masturbado deseando tener los enormes pechos de la pelirroja en su boca. Quería sentir sus pezones rosados agrandarse en el interior de su boca.

-Hola – Momo no se dio cuenta cuando Sana entró a la ducha - ¿En qué piensas?

-En esto.

Entonces todo tuvo sentido para ambas chicas. Momo tomó de las caderas a Sana obligándola a que la pelirroja abrazara sus caderas. Lo primero que ocurrió, fue que la espalda de Sana chocó con una de las paredes de la ducha estremeciéndola por el frío de esta. Lo segundo, lo segundo simplemente volvió loca a la pelirroja.

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