Deseamos el Verdadero amor, aquel que te regalas flores, el que te da poesías, el que te habla como si fueras la última chica en el planeta, pero aveces nos dan algo más, Algo completamente diferente, pero sin duda, mucho mejor que lo anterior.
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Endou rodó los ojos, mientras la miraba a lo lejos.
Natusmi Raimon estaba dando el discurso de Bienvenida en el colegio.
Mientras otros varios prestaban más atención a su rostro, que a sus palabras, su belleza era exquisita, no había chico al que no le hubiera intentado la joven dama, sus labios se veían realmente suaves, sus ojos muy bien definido, adornados de largas pestañas, los cuales llamaban la atención de quien fuera, poseía una actitud bastante calmada ante el público, tenía una manera, bastante elegante al caminar, y al hablar, era un deleite de dioses, era perfecta, todo el colegio lo sabía, demaciado bien para el gusto de muchos.
Pero ante Endou Mamoru, era una de las personas más egocéntricas, aburridas, perfeccionistas y odiosas que jamás conoció, nunca supo realmente como es que ahora forman parte del mismo club, pero de una cosa, estaba seguro, no la soportaba.
La ceremonia acabo, quedando como horas libres para que pudieran conocer el colegio, o hacer alguna actividad, mientras llegaba la hora de salida, la cual era ya próxima.
Endou junto a Kazemaru, decidieron ir al club de fútbol, pues sabía que no estaría ocupado por nadie más, ellos eran los miembros oficiales, era lógico que fuera algo casi privado, ya luego los que fueran llegando, se podrían unir, y luego irse a casa si así lo deseaban.
-¿Piensas dejarnos? -Preguntó Endou frunciendo el ceño, mientras abría la puerta del club, sin mirar dentro.
-No.. -Rio el peli-celeste- Solo digo que me iré unos días con mi papá, ya tengo mucho que no lo veo..
-Eso me suena a abandono.. -Dicto el portero con un puchero, haciendo reír a su acompañante.
Al mirar al frente, para ingresar, se sorprendieron al ver a un señorita sentada justo enfrente de ellos, mirándolos con una sonrisa llena de burla.
Endou frunció el ceño, mientras se cruzaba de brazos, Kazemaru solo retrocedió un poco, ya sabía lo que vendría.
-¿Que haces aquí Raimon? -Le pregunto sin muchos rodeos.
-Deseo hablar con él capitán, a solas, si es posible.. -Miro a Kazemaru en el proceso, que ni corto ni perezoso, se dió media vuelta, y se alejó tan rápido cómo pudo, mientras más lejano fuera a aquello, mejor- ¿Puedes pasar y cerrar?
Endou gruñó, no quería hacer nada de eso, mucho menos si ella se lo ordenaba, ¿Quien se creía? Por ahora la única mujer que dictaba su vida era su madre, y solo en ocasiones se pasaba de la raya, ¿Pero ella? ¿Que cara le vio?
-Capitan Endou, por favor.. Necesito hablar con usted de los miembros.
Ahora sí tenía toda su atención, no tardo nada en pasar, cerrar la puerta, estirar su mano y tomar la primera silla que vio, para sentarse justo ahí, mientras se cruzaba de brazos.
