Deseamos el Verdadero amor, aquel que te regalas flores, el que te da poesías, el que te habla como si fueras la última chica en el planeta, pero aveces nos dan algo más, Algo completamente diferente, pero sin duda, mucho mejor que lo anterior.
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Natsumi estaba en su coche, a espera de llegar a su lugar destinado.
Se dirigía a la casa de Endou Mamoru, capitán del equipo de Fútbol al que ella pertenecía, y también, su más grande amigo.
Su madre la había llamado hace unas horas atrás, para pedirle un gran favor.
Cuidar de su hijo mientras ellos asistían a una reunión de trabajo de su padre, al que tenía que acompañar, pero realmente no podía dejarlo solo, a pesar de que ya era un adolescente.
No sé negó, con mucho gusto aceptó, y ahora estaba yendo a su casa, con una canasta de comida y algunos dulces, más que todo lo que a Endou solían gustarle, así también podría aprovechar y darle un regaño por la estupidez tan grande que había hecho para acabar así.
-Hemos llegado señorita, ¿Segura que no quiere que la venga a recoger más tarde?
-No es necesario.. -Nego con una sonrisa-Me quedaré, la señora Endou realmente me necesita, no te preocupes, estaré en buenas manos..
En unos segundos bajo del coche, y cerró la puerta, para despedirse de su chófer, entro a la vivienda y se acercó a la entrada principal llamando a la puerta con tres pequeños golpes en esta.
No pasó mucho para que le abrieran, era el papá de Mamoru, quien lucía un elegante traje de color crema, con una corbata de un tono más oscuro.
-Ohh.. Que bueno que llegas, ya estábamos preocupados, pasa por favor.. -Saludo con amabilidad, mientras se hacia a un lado para dejarla pasar.
-Buenas Noches señor, muchas gracias.. -Dijo tras un reverencia, e ingresando a la vivienda.
-¡Querida, la señorita Raimon ya llegó!
-¡En seguida voy!
-Esta terminado de decirle unas cosas Mamoru, si deseas en cuanto nos vayamos, vas con él, tu presencia de seguro le alegra el día..
Natsumi asintió con bastante energía y un hermoso sonrojo en sus mejillas.
Era realmente agradable saber lo que sus familias pensaban del otro, pero lo más gracioso de todo eso, era que aún no eran nada más que amigos, solo amigos.
-Oh mi reina, estás bastante hermosa.. -Dijo la señora bajando de las escaleras.
-No tanto como usted señora, ese vestido le queda realmente hermoso.
