Alexia veía al hombre perfecto en el campo de tiro con arco.
Todo en él era perfecto. Su postura de tiro, la forma en la que sus músculos se tensaban al preparar las flechas para tirarlas, ese cabello oscuro que le estorbaba, la concentración que ponía en cada movimiento, la manera como sus músculos se relajaban al liberar la flecha, la sonrisa casi imperceptible cuando atinaba en el centro de la diana -o sea, todo el tiempo- la manera en la que sacaba la siguiente flecha del carcaj en su espalda, esos tatuajes...
Y por supuesto, sus hermosos ojos azules.
Todo en ese hombre era perfecto.
Alexia había caído. Ella, que normalmente no se fijaba en el físico, se encontraba ahora babeando por un individuo atractivo.
Estaba tan concentrada en sus pensamientos, que no se dio cuenta que alguien llegó, y se sentó a un lado suyo.
-Es muy guapo ¿verdad?- la chica asintió sin contemplaciones.
-Guapo ni siquiera empieza a describirlo- la risa cristalina del otro fue lo que la hizo voltear, solo para encontrarse con otro hermoso espécimen masculino.
-¿Crees que tienes oportunidad con él?-la chica negó -¿Y yo?- ella rio, y después vio que hablaba en serio.
-Claro que no.
-¿Por qué?
-Porque eres hombre, y por más atractivo que seas, estoy bastante seguro que el chico apunta igual que sus flechas - el hombre arqueó una ceja- Hacia el lado contrario- explicó la chica, y fue el turno del hombre de reír.-No lo creo. Yo creo que si las flechas apuntaran al lado que él, tendría las dianas a sus espaldas -la chica frunció el ceño- O sea que es gay.
-No lo creo.
-¿Apuestas?- la chica asintió- 1,000 dólares a que, si voy y lo beso en este instante, me besa apasionadamente.
-Hecho- con un apretón de manos, sellaron el trato.-Voy a tener que requerir los 1,000 dólares ahorita - la chica levantó la ceja - Tendrás el corazón roto, estarás demasiado molesta conmigo y contigo como para querer darme mi dinero.
-Sueñas- dijo la chica, pero igual le dio el dinero, mientras el moreno se ponía de pie, y le guiñaba.
El moreno se acercó al hombre con paso confiado, y le tocó el hombro, llamando su atención.
Y cuando el pelinegro volteó,el moreno lo besó... y el ojiazul correspondió.Se separaron brevemente, y el arquero susurró algo en los labios del otro, antes de seguir besándolo.
Lo besó con todo lo que tenía, como si fuera un sediento frente a una cascada.
Y cuando terminó el beso, ambos vieron a la chica salir corriendo, mientras lloraba.
-Magnus, debes dejar de hacer eso.
-Alexander, si realmente quisieras que no lo hiciera, no me dejarías besarte. Aparte, conseguimos dinero.
-Me siento como una prostituta por hacer eso. Aparte, ninguno de los dos necesita ese dinero.-Cariño, son 1,000 dólares.
-No me importa.
-Te llevaré a comer - el pelinegro solo se quedó serio- Te compraré tu libro favorito.
-No soy tan fácil de sobornar.
-Será en pasta dura.
-...
-Y un helado extra grande de chocolate, con chispas de chocolate, cono de chocolate, y chocolate líquido encima- Alec lo vio, y suspiró, y Magnus sonrió, sabiendo que era el símbolo de su victoria.-¿Por qué sigo haciendo esto?
-Porque me amas.
-Lo hago. Pero...¿No cuenta eso como estafar a los mundanos?
-Alexander, no te preocupes tanto...- las voces de ambos hombres se iban haciendo más tenues conforme bajaban la colina, con sus manos entrelazadas.No les importaba quién los viera. Al fin y al cabo, siempre vendrían más mujeres al club.
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