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Jinsol no dice nada luego de eso, Yong solo hace un gesto y las cuatro se van. Hyomin le da una última mirada curiosa y apenada, en el fondo siente que es parte es culpa suya, aunque luego Sooyoung tira de su brazo con fuerza para que le siga el ritmo al caminar y la rubia no tiene más que mirar al frente. Gyuhan suspira tembloroso y se pone en cuclillas a la altura de su hija. La pelinegra lo mira expectante, de una felicitación, una palabra.

—Jinsol...—Comienza el alfa sin saber cómo explicarle para que su hija pueda entender el lío en el que se está metiendo. Que le recuerda a él.—Tú...—Suspira una vez más. No quiere ser completamente duro con su hija, ella es lo único que tiene.—Tienes que empezar a comportarte como una verdadera alfa.—Es lo único que logra decir.

La pelinegra no entendió lo que le intentaba decir por lo que solo ladeó su cabeza.—¿Cómo hago eso?—Preguntó confundida. Para ella ser un alfa era ser como lo hacía todos los días.

Gyuhan miró hacia la castaña detrás de su hija que tenía la frente con una gran marca roja.—Que debes comportarte como tal. No defender a la omega de servicio, ¿entiendes?

—P—pero...¿Por qué no?—Molesta retrocedió unos pasos alejándose de su padre y sintiendo a Jungeun apegarse a su espalda.

—Porque así es, Jinsol. Jungeun se irá cuando encuentres a tu verdadera omega.

Jinsol negó con la cabeza repetidas veces hasta haciendo doler su cuello.—No quiero.—Miró a la omega detrás suyo e ignorando las palabras de su padre tomó la mano de la más pequeña.—Vamos a casa.—Jungeun caminó junto con ella hasta la casa.

La alfa no se veía muy contenta de las palabras de su padre, también que las palabras que le había dicho su tía Yong, ella no quería ser un alfa si eso se trataba de hacerle daño a los demás. Su tía Yong siempre era muy bromista con su padre y con todos, pero con su tía Pho era completamente un ángel a disposición de cada cosa que dijese su omega, entonces ella entendía que debía ser así con Jungeun.

Al llegar Jinsol la llevó escaleras arriba hasta su habitación donde soltó la mano de la más bajita.—Le diré a alguien que te traiga hielo.—Jungeun asintió viendo como la mayor asomaba su cabeza y al primer empleado que pasó por el pasillo le pidió lo que ella había dicho.

La pelinegra se sentó con ella en la alfombra, ambas calladas. Jinsol seguía pensando en todo lo que había pasado, como su interior se revolvió por completo cuando vió a Sooyoung lanzar el balón con fuerza hasta el pequeño cuerpo de Jungeun haciéndola caer del impacto, también la ansiedad y miedo de como Sooyoung aplastaba su espalda en el suelo diciéndole todas esas cosas. Siempre había sentido una sensación extraña cuando se juntaba con su prima, no le gustaba las cosas que hacía y prefería quedarse sola en las reuniones familiares, pues la otra siempre causaba problemas. Además sus juegos siempre trataban de dañar a la pequeña Hyomin y a Jinsol no le gustaba ver a los demás llorar.

☪︎

Al paso de una semana, Jinsol había ignorado cada ocasión en la que Sooyoung volvió a su casa para jugar prefiriendo quedarse con la omega en su habitación para enseñarle a leer y escribir. Jungeun ya sabía escribir su nombre pero ahora lo hacía mucho mejor y su corazón se aceleraba cuando Jinsol le decía que su apellido ahora sería Jeong como el suyo. También había aprendido a escribir el nombre de la alfa, siempre se daba el tiempo de escribirlo más bonito y dibujar un pequeño gatito al final. Jinsol decía amar los tigres y ser como uno pero para ella era más un gato.

—No soy un gato.—Se quejó la alfa tal vez por millonésima vez a la castaña.

—A mí me gustan los gatos.—Dijo Jungeun terminando de hacer los bigotes del gato en la hoja.

Forbidden     -      LipsoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora