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𝓣/𝓷 (𝓽𝓾 𝓷𝓸𝓶𝓫𝓻𝓮)❃

-¿¡Por qué debo ir!? - Me quejé caprichosamente con mi madre.

-Porque Lauren nos ha invitado a todos. A mí, a ti y a tu hermano. Así que deja de renegar y camina. - Llegamos a la puerta de esa enorme casa. Por más grande que fuera, me daba la sensación de que estaba vacía, muy vacía.

Lauren nos abrió la puerta antes de que mi madre tocara el timbre. Ella lucía espléndidamente bien, se notaba que se había preparado para esa noche tal así como mi madre. Sin embargo Liam y yo vestíamos normalmente. Entramos a la sala, era espaciosa, sólo unos pocos muebles y algunas pinturas la decoraba. Un detalle llamó mi atención, debajo de un cuadro que mostraba un espiral hecho de fuego, había una mesa igual a la nuestra. Eso no fue lo que me puse a pensar, sino más bien en el espejo que nosotros teníamos sobre aquella mesa. En la sala no había ningún espejo, ni siquiera uno pequeño.

Si hubiera sido otra la situación, no hubiese prestado atención a algo tan tonto como aquello, pero mis sentidos e intuición se habían agudizado estos días.

Mientras me perdía en el absurdo pensamiento sobre espejos, Aidan bajó las escaleras con una sonrisa dibujada por la alegría que, seguramente, ni sentía.

-¡Buenas noches! - Saludó a todos. Estaba vestido como la primera vez que lo vi, con esa calurosa chaqueta de cuero y pantalones en color a juego.

Cuando la cena concluyó, algo en mí se alegró al saber que me iría de allí, pero Lauren nos sorprendió diciendo que había preparado un postre. El simple hecho de que Aidan se levantara de la mesa y fuera a la cocina a buscarlo, fue para mí una gran oportunidad. Tomé el espejo de mano que llevaba en mi bolso y distraídamente fui hacia donde él.

-Con su permiso, voy al baño. - Me excusé al levantarme del asiento. Entré por la puerta donde él había ingresado antes y me encontré en un pequeño pasaje donde sólo había otra puerta. La abrí un poco y divisé la cocina y a Aidan abriendo la heladera. Fue un gesto raro de mi parte, pero miré por todos lados para descubrir que allí tampoco había espejos. Él dejó el postre en la mesada y yo puse el espejito a la altura de mi oído para poder verlo, justo en ese momento él dejó de desempaquetar el postre que, desde donde yo estaba, se divisaba un delicioso pastel. Aidan se quedó mirando unos segundos a la nada y luego siguió con lo suyo. Aproveché el momento y miré hacia el espejo, pero ni siquiera pude ver mi propio reflejo ya que la puerta de la cocina se abrió de repente.

-¿Qué haces aquí? - Preguntó él con brusquedad. Aún con el espejo en mi mano sólo se me ocurrió una excusa...

-Revisaba mi maquillaje. - Soné convincente, pero cuando la vista de Aidan se posó en la lámpara apagada del pasaje, supe que no me creyó.

-Escúchame una cosa y espero que te entre bien en la cabeza porque te la diré sólo una vez...al menos por las buenas. No te hagas la curiosa conmigo porque te irá muy mal. - Dijo elevando la voz.

-Oye cálmate, a mí no me hables así, ni siquiera sabes quién soy...

-Sé perfectamente quien eres, ahora piérdete de mi vista.

En cuanto volví a sentarme en la mesa y veía como Aidan dejaba el postre sobre ésta, sólo pensaba una cosa; "Sé perfectamente quien eres".

¿Qué había querido decir?

Trataba, pero no podía entenderlo, ya de por sí era difícil de entenderlo a él.

El poco tiempo que duró el postre transcurrió igual de animado para Lauren y mi madre, y algo tenso entre Aidan y yo. Hubiese deseado tener mi propio mundo como Liam, quien parecía estar ausente ahí pero en realidad sólo estaba quieto y callado a mi lado.

Nos despedimos de ellos para encaminarnos a nuestro hogar y por un momento, mientras caminaba por la vereda y el viento chocaba contra mi cara, creí oírlo decir;

"-Te conozco mejor que tú-".

𝐌𝐢 𝐕𝐞𝐜𝐢𝐧𝐚 𝐞𝐬 𝐮𝐧 𝐕𝐚𝐊𝐩𝐢𝐫𝐚 [ᎀᎅᎀ᎘᎛ᎀᎄɪᎏ́Ɏ] (𝓐.𝓖.) [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora