𝐌𝐢 𝐕𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐮𝐧 𝐕𝐚𝐦𝐩𝐢𝐫𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]

𝙴𝚙𝚒́𝚕𝚘𝚐𝚘

𝐧𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐨𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 シ︎

Con un ligero movimiento, Aidan acomodó su peinado. Se sentó sobre la cama de t/n y sonrió.

-Que hermosa te ves en pijama. - Susurró mientras ella se apoyaba en la ventana, por la cual él había entrado.

-Aidan, son las dos de la madrugada ¿Qué quieres?

-No te enojes t/n. No siquiera estabas dormida, mirabas películas de terror. - Respondió divertido mientras señalaba el televisor.

-¿Qué haces? ¿Te paras en la ventana y me espías todo el día? - Volvió a quejarse.

-No. - Dijo serio. - A veces paro para comer. - Le sonrió otra vez e hizo que t/n también sonriera. - Ven aquí. - La llamó golpeando suavemente la cama. Ella le hizo caso y se sentó a su lado. Aidan pasó su brazo por sus hombros y besó su cabeza. - Te amo. - Dijo inhalando el olor de su cabello.

-Yo también te amo. - Respondió acurrucándose en él.

-¿Sabes? Estoy ansioso por comenzar la universidad a tu lado.

-Yo también, por primera vez quiero que las clases comiencen.

-Timothée estaba muy contento con la noticia, ¿Verdad? - Dijo sarcástico.

-¡Oh sí! Saltaba de felicidad. - Agregó ella de la misma manera.

-Nos llevaremos bien.

-Estoy segura de eso, y si no lo hacen, no me interesa. Es decir...solía golpear a Timothée cuando no tenía tanta fuerza, así que ahora...¡Imagínate! De un golpe lo mando a China. - Ambos rieron. - ¿Vamos abajo por algo de tomar? - Ofreció al cabo de unos minutos.

-Está bien, es agotador tener que trepar árboles para llegar a la ventana de mi Julieta. - Bromeó él. T/n rio.

-No entiendo porqué no tocas el timbre y entras por la puerta como una persona normal.

-Porque no soy normal. Y además ya es tarde como para tener visitas. - Dijo divertido.

-Lo sé, no eres normal, eres un vampiro. Mi vampiro y me gusta tenerte aquí. - Él sonrió y juntaron sus labios en un beso lento. Entrelazaron los dedos y salieron al pasillo.

-Por cierto, hubiese despertado a tu madre si tocaba el timbre.

-Mi madre no está, salió con su nueva pareja a cenar.

-Genial, eso lo hubieras mencionado antes. - Susurró antes de acercar su cara a la de t/n, volviendo a juntar sus labios.

Terminaron por bajar a la sala, tomando una taza de café. Hablaron durante un buen rato hasta que se escuchó el ruido de la llave girando en la cerradura.

-Oh, mi madre ha llegado. - Ella entró a la casa y automáticamente los miró sorprendida.

-Aidan...¿Qué haces aquí? ¡Son las cuatro de la mañana!

-Ahhh... - Ladeó la cabeza algo confundido. Miraron el reloj de la cocina y efectivamente eran las cuatro de la mañana. Volvieron la vista hacia la madre de t/n. - El tiempo pasa volando cuando estoy junto a su preciosa hija. - Ella le sonrió y t/n rio bajito.

-Bueno, cuando terminen eso...lo que sea que estén haciendo, vuelve a tu casa. - Dicho esto subió por las escaleras.

Aidan sí que sabía cómo manipular madres.

-¿Tienes sueño? - Le preguntó él a t/n unos segundos después.

-Un poco.

-Te acompaño a tu habitación, y me quedo contigo hasta que te duermas.