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𝓣/𝓷 (𝓽𝓾 𝓷𝓸𝓶𝓫𝓻𝓮)❃

Parpadeé y aquel hombre ya estaba tomando a Aidan por el cuello y acorralándolo contra un viejo y duro árbol.

-¡No! ¿¡Qué haces!? - Grité y corrí hacia ellos. Tomé el brazo del desconocido y traté de alejarlo, pero era inútil que una pequeña debilucha como yo fuera a poder con semejante acto. El desconocido era demasiado fuerte. Aún así seguí intentando. Cuando la frustración llegó al límite de la furia, le di un empujón que lo tiró hacia atrás en forma rápida y brusca. El enojo rápidamente fue reemplazado por aturdimiento debido a lo que acababa de hacer, era imposible que alguien como yo pudiera haber empujado de tal forma a un hombre fornido como él. Pensé entonces que tal vez estaba desarrollando sola mis habilidades de Cazadora.... Me tiré al lado de Aidan que se sentó en el suelo tratando de calmar su tos. - ¡Aidan! ¿Estás bien? - Me giré para ver al desconocido que se estaba levantando del suelo, donde yo lo había empujado. - ¿¡Qué mierda le hiciste!? - Él me miró confundido.

-¿¡Qué diablos estás haciendo tú aquí con él!? ¿¡Qué putas hacías besándolo!? ¡En este momento ya deberías estar a la mitad de tu entrenamiento en Italia! - Lo miré perpleja.

-¿Cómo sabes eso?

-T/n... - Escuché como Aidan me llamaba débilmente. Yo lo miré.

-¡Tú no hables imbécil! - Le gritó el desconocido. - ¡Te mataría aquí mismo si pudiera, pero sé que ella lo hará tarde o temprano! - Dijo señalándome.

-¡Te hice una pregunta! - Le grité.

-Mira... - Me ignoró el hombre dirigiéndose a Aidan. - ¡No sé qué planes tengas con mi hija, pero de acabaron aquí! ¡Ella se viene conmigo a Italia ahora! - Cerré los ojos y sacudí la cabeza levantándome del suelo y tratando de comprender lo que el desconocido acababa de decir.

-T/n debemos hablar a solas para hablar de esto. - Acotó fulminando a Aidan con la mirada. Yo también miré a Aidan y él a mí.

-Aidan ¿Qué está sucediendo? - Pregunté. El inhaló fuertemente y miró al desconocido.

-No lo sé...él desapareció hace mucho...creí que ya no tenía que ver con el negocio pero veo que permaneció al lado de Setter.

-¡Por supuesto que permanecí a su lado! - Exclamó el hombre. - ¡Soy su descendiente! - Até cabos en un instante. Aquel hombre que acababa de llamarme hija era descendiente de Setter...No, no, no, no puede ser verdad... Lo miré unos segundos y vi la mueca de asco que le producía ver a Aidan...era igual que la mía...él era igual que yo...él era...

-¡Oh por dios no! - Exclamé llevándome una mano a la frente, con la respiración agitada. Me apoyé contra el árbol buscando calmar el mareo que de repente surgió en mi cabeza. Después todo se fundió a negro y escuché como Aidan gritaba mi nombre...

[...]

Desperté tomando una gran bocanada de aire después de permanecer inconsciente. Lo primero que vi a mi derecha fue a Liam, mirándome confuso.

-¿Por qué dormiste tanto, t/n? - Me levanté aún débil y abracé a mi hermanito.

-Liam...no me sentía bien...

-Lo sé, Aidan te trajo en brazos a la sala. - Recordé todo lo sucedido y volví a sentir mareos.

-¡Hija! - Escuché gritar a mi madre. - ¿Te encuentras bien?

-Estoy mareada. - Respondí tocando mi cabeza.

-No te preocupes, pasará pronto. Te bajó la presión y te desmayaste. - Sonrió.

-¿Dónde está Aidan? - Era lo único que me importaba.

-Está en el pasillo ¿Quieres que lo llame? - ¿Pasillo? Miré a mi alrededor y noté que estaba en la suite.

-Sí, por favor, llámalo. - Pedí.

-Ya vuelvo. - Anunció y salió de la suite junto a Liam. A los pocos minutos Aidan ingresó a la sala.

-¿Estás bien? - Preguntó en cuanto me vio.

-No, no lo estoy ¿Quién era él, Aidan? Y dime la verdad. - Inquirí. Él se dejó caer en la silla que estaba a mi lado y evitó mi mirada.

-Era tu padre, y está aquí por ti. Quiere que vayas a Italia. - Sentí como mis ojos se humedecieron e instantáneamente lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas. Aidan levantó su vista y puso su mano sobre mi mejilla, limpiando las pequeñas gotas de dolor que se deslizaban rápidamente. - Amor...no estés así. Según tengo entendido él se fue para protegerlas a tu madre y a ti, pretendió estar en un manicomio pero en realidad estaba con Setter, y ahora quiere que vayas con él...

-¡No! ¡Él no quiere que vaya con él, quiere que vaya a entrenarme porque necesita de mí para matarte! - Exclamé angustiada. Él me miró serio unos segundos.

-No creo, aquella noche en la que eras una bebé y yo subí para... - Tragó saliva evitando decir que iba a matarme. - Él en verdad estaba desesperado, él quería protegerte.

-¿Por qué lo defiendes? - Me quejé.

-Porque soy honesto y quiero que a la hora de elegir lo hagas bien. - Lo miré confundida.

-¿Elegir? - Él miró hacia la ventana.

-Sí, hablé con él, le planteé que tú no querías hacer eso y que también yo no quería hacerte daño. No creyó mi parte pero al menos dejó que tú decidieras lo que quieres. - Acotó. Nos quedamos en silencio unos segundos.

-Eso está bien. - Sonreí. - Yo decidiré. - ¡Eso sonaba genial! Yo decidiría por Aidan, me quedaría con él y no sería una cazavampiros...si todo era así de genial ¿Por qué Aidan aún no se veía triste?

-Decidirás... - Continuó Aidan. - Después de volver de Italia. - Dejé que mi boca se entreabriera.

-¿¡Qué!? ¡Pero es obvio a quién voy a elegir si voy a Italia! - Las lágrimas volvieron a aparecer, pero esta vez no era yo sola. Aidan me miró con los ojos llorosos.

-Es lo único que pude lograr t/n, lo siento mucho.

[...]

-¡Esto es espectacular! - Escuché decir a mi madre mientras llevaba la vajilla a nuestra sala. Me miró con una sonrisa. - ¡No puedo creer que los del campamento italiano te hayan dejado entrar esta semana! - Anunció entusiasmada.

-Ajám... - Atiné a contestar. Miré el coche de mi madre que estaba estacionado en la puerta siendo golpeado por miles de gotas de lluvia, el cual me iba a llevar al aeropuerto con destino a Italia. Aguanté las ganas de llorar y tomé el bolso para salir. Lo puse en el baúl mientras Liam ingresaba al auto.

-¡Hora de partir!

-¡Rápido nos estamos mojando! - Subí al asiento trasero junto a mi hermano y me sobé los brazos para quitarme un poco el frío. Recordé el último beso que me había dado Aidan hacía dos días, cuando habíamos llegado de Inglaterra. Fue tan fresco, dulce, largo...perfecto, que sólo se podía significar una despedida. Me arrodillé en el asiento y me acerqué al vidrio trasero. Limpié la empañadura que el frío había provocado con la manga de mi sudadera y miré hacia arriba...le eché un último vistazo (el último antes de volver y convertirme en su peor enemiga hasta el punto de querer matarlo, no había nada que hacer contra eso. Los dos sabíamos que iba a ser así.) Él estaba allí, en la famosa ventana de la historia, detrás del vidrio, mirándome mientras algunas lágrimas bajaban por sus mejillas. Verlo llorar hizo que yo también comenzara a hacerlo. Nuestras húmedas miradas se cruzaron a través de los vidrios. Puse mi mano sobre el del auto y él hizo lo mismo con la ventana, como si aquel frío material fueran nuestras palmas juntándose. El ruido del motor se escuchó y de repente la figura de Aidan comenzó a alejarse. Noté como dejó caer su mano deslizándose resignada sobre el vidrio. Solté un sollozo ahogado..

Adiós Aidan...adiós para siempre.

𝐌𝐢 𝐕𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐮𝐧 𝐕𝐚𝐦𝐩𝐢𝐫𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora