Party

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- No quiero irr -exclamó el de cabello castaño con pocas ganas de querer ir a una fiesta, no es que no le gustaran, pero no le apetecía-.

Mangel estaba manejando con una cara de disgusto dirigiéndose a su mejor amigo. Él tenía muchas ganas de ir, pero la presencia y las ganas del otro lo desanimaban al punto de querer botarlo a la calle.

- Vamoss, se que te divertirás. Necesitamos una salida de amigos de vez en cuando, ¿no? -intentando darle ánimos a su querido amigo de toda la vida.

Mangel sabía que Rubius necesitaba un respiro, su trabajo como policía era agotador, y él lo sabía. Aveces se ponía a pensar si es que él dormía, lo cual no era el caso.

Siemlre se desvelada noches interviniendo en casos importantes, o buscando al reconocido asesino serial que andaba rondando por las calles, en busca de su nueva presa.

- Sí pero ¿una fiesta? ¿no podíamos ir a un café si quiera? - intentando con todas sus ganas poder convencerlo de irse, pero no lo lograba-.

- Un café es muy aburrido, aparte que tenemos todo el día de doy para poder divertirnos. -estacionando el coche al lado de local donde provenía la bulla intensa-. Te divertiras, y si no, te friegas.

Rubius no tenía de otra, negarse otra vez ya no serviria, por lo que le hizo caso y entraron a la fiesta.

[ק§×]

Un montón de gente bailando y las luces que alumbraban el lugar. Personas bebiendo y festejando por cada minuto que pasaba. Un dj en la parte de atrás poniendo todo tipo de canciones. Personas vestidas de neón resaltando en algunos espacios.

Aunque todo esto suena muy tentador para Mangel, Rubius quería irse. Él disfrutaba mucho las fiestas, pero al estar tan estresado no podía pensar en ello como un "liberador de estrés".

- Voy a ir por bebidas. -dijo para poder encontrar una manera de escapar.

Aparte que tenía sed, así que no le vendría mal tomar un poco, de pasada que se olvida de su nuevo caso con aquel asesino.

- Está bien, corre pero no te demores tanto. -le dijo Mangel para después irse con unos amigos a bailar. El castaño pensó en no hacerle caso, no era su madre para darle órdenes, pensó.

Intentando pasar por la multitud de personas sin intentar poner mucha fuerza, pensó que moriría ahogado, pero logró salir de ese torbellino de gente y encontrar el bar con un montón de bebidas alcohólicas en la estantería.

ℜ𝔬𝔟𝔞𝔰𝔱𝔢 𝔪𝔦 𝔠𝔬𝔯𝔞𝔷ó𝔫 - Rubckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora