Why...?

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Confundido, triste, amargado, preocupado. Todo eso sentía Rubén con solo recordar lo que pasó unas horas atrás. ¿Por qué no lo recordaba? ¿qué había pasado? ¿quién es ella? No dejaba a su mente descansar con demasiadas preguntas. Las cuales, no podía responderlas.

Caminaba mirando sus pasos y sus manos en los bolsillo. Los pájaros dejaron de cantar, y los vehículos aumentaban, pasando seguidamente por la carretera. El sol empezó a esconderse de la luna, y la luna en busca de compañía las estrellas. Las nubes, antes despejadas, empezaron a abrazarse indicando la llegada de una tormenta. Y a su vez, personas abriendo neutros paraguas preparándose para su bienvenida.

El castaño no traía uno encima, no se preocupo por mojarse realmente. Después de todo, lo que él siempre soñó, volver a ver a Alex de vuelta, se logró, ¿pero a qué costo? Ya no lo recordaba. No se conocían. Todo había quedado en el pasado.

Pensando, mientras dirigía sus pasos en dirección a su casa, ya había entrado a la cafetería de vuelta volviendo a sonar la amarillenta campana colgada encima suyo. Tal vez se distrajo un poco.

— Lo sentimos, cerramos en 10 minu.. Oh, ¿se le olvidó algo, señor? - dijo Quackity, mirándolo intrigado, un poco nervioso ante la presencia de este.

Se volvió a perder en sus ojos. Eran una obra de arte para Rubén.

— ¿Señor?

Cada vez que los veía se quedaba perplejo en ellos. Perdía la noción del tiempo con solo ver cada rasgo de su bello rostro. Sin notar que el contrario lo llamaba.

— ¡señor! - respondió finalmente captando la atención del mencionado.

— Ah, sí... Disculpe, es que... - intentaba buscar alguna excusa para quedarse más tiempo con él - Me preguntaba si me podría dar su número de teléfono, pienso contratarlo para mi empresa.

— Gracias, pero no lo acepto. Hasta pronto. - intento cerrar la puerta de la cafetería, pero una voz familiar para Rubén se oyó detrás de ella.

Quedó estático, esperando por alguna razón, que alguien saliera. Y así fue. La chica, la chica que había estado con su chico antes.

— Sí, disculpe la respuesta de mi amigo, es solo que... le cuesta un poco comprender a los demás. Esta medio bobo. Con gusto acepta el puesto. - dijo la muchacha con una sonrisa de oreja a oreja agarrando a un, muy notorio, molesto chico de beanie a un lado de ella, frunciendo el ceño y mirando hacia el suelo.

— Muchas gracias. - finalizó Rubén.

Después de esa charla, intercambiaron números. Y le dictó los nuevos horarios a Quackity.

— ¡Hasta pronto! - dijo la muchacha aún con el menor de brazos cruzados.

— Nos vemos. - cerró la puerta del lugar donde se encontraban, yéndose satisfecho y contento por su acto.



[°¶¶°]

— ¡ya te dije que no quiero ir! - dijo intentando zafarse de la corbata azul que le colocaba su amiga de ojos rubí junto con un terno negro mientras se negaba de ir al lugar acordado.

ℜ𝔬𝔟𝔞𝔰𝔱𝔢 𝔪𝔦 𝔠𝔬𝔯𝔞𝔷ó𝔫 - Rubckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora