❝ Love is a madman so loyal that in everything you do, whatever you do, there will be no evil ❞
En donde Danielle Bailey se las había arreglado para ensamblar las piezas de su vida en lo que parecía ser un patrón agradable. Pero ella, más q...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 4. El nuevo amo de la serpiente
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
PASÓ CASI UNA SEMANA ANTES de que Danielle recibiera una respuesta de Tom. Era un sábado por la mañana temprano y estaba disfrutando de su única oportunidad de dormir todo lo que quisiera cuando un impaciente golpecito sonó en su ventana.
Danielle gimió contra la almohada y se tapó la cabeza con la manta como si fuera a tapar el ruido. Por desgracia para ella, los golpecitos continuaron, y finalmente se vio obligada a salir de la cama, tropezando con los ojos semicerrados hasta la ventana, donde la abrió de un empujón, pellizcándose el puente de la nariz entre el pulgar y el índice como si tuviera migraña. Una fresca brisa matutina entró en la habitación junto con Alistair, y ella se estremeció ante el fuerte frío que indicaba que el otoño había llegado de lleno a la ciudad, antes de volver a cerrarla de golpe.
Alistair dejó caer la carta sobre su cabeza antes de volar sobre su percha, perturbando a una dormida Ophelia y comenzando a parlotear, impaciente por una golosina. Demasiado cansada para coger su varita, Danielle buscó en la bolsa de golosinas para búhos que había sobre la mesa y le lanzó un puñado antes de sacar la carta de donde había quedado enterrada en sus rizos y volver a la cama. Volvió a meterse bajo las sábanas antes de sacar la carta de Tom.
Una peculiar oleada de inquietud la recorrió cuando sacó la carta, viendo su pulcra y elegante letra a través del fino pergamino. ¿Por qué estaba nerviosa? No era como si supiera lo que realmente ocurría en el Ministerio, a menos que Holstone u Olive se lo hubieran contado.