❝ Love is a madman so loyal that in everything you do, whatever you do, there will be no evil ❞
En donde Danielle Bailey se las había arreglado para ensamblar las piezas de su vida en lo que parecía ser un patrón agradable. Pero ella, más q...
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CAPÍTULO 10. La debilidad de Azkaban
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GEORGINA ESTABA SENTADA frente al fuego en la sala común de Gryffindor, mirando fijamente las llamas pero sin verlas realmente. Estaba atormentada por la culpa de lo que había sucedido con Clara y Tom: casi había matado a Clara, había metido a Tom en problemas y, aunque Abraxas había sido el que había empezado todo, estaba muerto por su culpa.
Sabía, lógicamente, que era casi imposible para ella, o para cualquiera, resistirse a la Maldición Imperius... Pero si hubiera opuesto más resistencia o lo hubiera maldecido en lugar de preguntarle lo que quería, podría haberlo evitado. Ahora Clara se culparía a sí misma, y no tenía ni idea de lo que le había pasado a Tom, ya que no lo había visto en las clases ese día. Esperaba que no hubieran llamado al Ministro de Magia, aunque no le extrañaría que Dippet hiciera tal cosa, tan estricto seguidor de las normas como era. Apostó a que había sido un Slytherin.
Volviendo a sentarse en el sofá, Georgina hizo levitar una pila de cartas que uno de los de primer año había dejado sobre la mesa mientras intentaba ignorar su sentimiento de culpa. Era algo que le quedaba de su vida anterior, cuando la habían hecho sentir inferior porque su familia era —ilegítima—. Eran como la rama podrida de su árbol genealógico, y estaba segura de que los Malfoys habían querido cortar la rama por completo. Por eso no se atrevía a sentir pena por la muerte de su tatarabuelo; ya se habían puesto en marcha los acontecimientos que asegurarían su nacimiento. Por lo que había conocido de él, había sido una persona vil de todos modos.
