Mu de Aries

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Con los días, la rueda de las estaciones giraron dando protagonismo a la primavera en marzo. El firmamento nocturno estaba en todo su esplendor y la luna nueva daba su bendición a las ochenta y ocho constelaciones que brillaban para anunciar los nacimientos restantes de los zodiacales de esa generación, con él como testigo y guardián aún de la séptima casa.

—Querido amigo, ¿Me oyes?

Al escucharlo hablar directamente con su cosmos interrumpió su meditación sobre la saliente rocosa con el corazón lleno de esperanzas y fé, miró a lo alto del cielo.

Sus ojos seniles brillaron con emoción al divisar a lo lejos al ser dentro de la estrella fugaz que surcaba el firmamento: era el turno de la anunciación de Aries y con ello su amigo pondría fin a sus constantes preocupaciones, al menos tendria uno menos respecto a su sucesor como Santo.

Los casos de los nacimientos  estelares eran fenomenos milagrosos pero muy singulares, y aunque se desconoce con exactitud sus orígenes a lo largo de la historia se rumoreaba que esas almas decidían reencarnar de esa forma para liberarse más rápido de las ataduras del karma.

Mayormente las constelaciones se encargaban de anunciar los lugares de los alumbramientos de los nuevos Santos para luego encontrarlos cuando despertaban su esencia cósmica en un periodo entre los tres-seis años de edad, sin embargo, los que venían al mundo de esa manera, libres, sin lazos sanguíneos que los ataran corrían un gran peligro si nadie los encontraba a tiempo. Lo que preocupaba bastante al patriarca.

—Fuerte y claro.

—¡Esta siendo muy veloz! Temo no alcanzarlo. Necesitare de tu ayuda Dhoko ¡No lo pierdas de vista!— ordenó ocultando su temor y miedo.

El hombre encargado de levantar y mantener el santuario se encontraba a kilómetros de distancia por detrás del cometa. Seguía concentrado en el rastro de brillantes partículas plateadas que dejaba para no perderlo.

Por un momento pensó en teletransportarse hasta el ser pero sería inútil porque su cosmoenergia aun estaba dormida, siendo así difícil ubicarlo con exactitud para atraparlo en el aire. No se arriesgaría.

—Como buen Aries su excelentísima. Se te está revelando antes de tenerlo en brazos.— bromeó Dohko.

—Nada  que no se pueda corregir con disciplina —respondió en un susurro más para sí, indagando internamente por qué los niños estelares de Libra, Aries y Escorpio no habían descendido a sus brazos como los había hecho los gemelos de géminis hace tantos años atrás en el Santuario.

— ¡Dohko, alcánzalo! ¡yo voy muy por detrás, lo pierdo de vista! —ordenó con impaciencia.

El nombrado se incorporó en un rejuvenecido cuerpodejando atrás la crisálida del viejo recipiente que ocupó para que el viento lo desintegre.

Llamó a libra oculta en lo más profundo de una cascada y la cloth vigorosamente se incorporó en su fisonomía. Le brindó energía extra para dar un gran impulso e ir por el niño estelar.

El chino lo seguía ahora a kilómetros de distancia pero no era lo suficiente cerca aún para atraparlo y mucho menos ver el inicio del cometa.

De repente el cuerpo celeste había triplicado la velocidad, apenas podía ver la translúcida coleta detrás.

—Shion, ¡Ha cruzado a la estratosfera!

El peliverde al saber que su compañero de armas estaba con la mira fija sobre el infante estelar se teletransporto al lado suyo para ganar cercanía pero el cometa sutilmente cambió de rumbo hacia unas montañas y empezó a descender a gran velocidad.

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⏰ Última actualización: May 03, 2023 ⏰

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