¡ quince !

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— Jeongin —habló el mayor llamando la atención del mencionado, quien hizo un sonido con la garganta para que supiera que lo estaba escuchando—. ¿Vas a hacer algo el sábado?

Se encontraban afuera de la casa del aludido, habían regresado de un día juntos en el parque que les quedaba cerca.

Yang frunció el ceño levemente.— Nop —replicó negando con la cabeza.

— Genial —sonrió—. ¿Nos vemos el sábado en mi casa a las cuatro?

El de cabellos rubio definitivamente no entendía a qué iba todo esto.

— ¿Qué tienes planeado? —cuestionó curioso mirando al castaño.

Hyunjin simplemente sonrió.— Es una sorpresa —le dio un pequeño beso antes de darse media vuelta e irse, dejando a un Jeongin atónito.

La curiosidad comenzaba a crecer en el rubio, incluso pensó que era algún día especial para los dos, pero se dio cuenta de que no, era un día como cualquier otro.

Yang no podía esperar al sábado.

¡ ☁︎ !

Finalmente él tan esperado sábado llegó.

Las manos de Hyunjin temblaban incontroladamente y trató de convencerse a sí mismo de que era por el frío, pues la ciudad de Seúl había amanecido con nubes grises. Incluso habían altas probabilidades de que lloviese y Hwang sólo deseó que la chica del tiempo en las noticias estuviera equivocada.

Cuando la hora que tanto había esperado llegó, Hyunjin escuchó la puerta de su casa ser tocada tres veces. Supuso que era su amigo por lo que se despidió de su madre y, tomando sus llaves, salió de la casa, encontrándose con un Jeongin sonriéndole y el castaño le devolvió la sonrisa.

— ¿Me dirás a dónde iremos? —preguntó el menor, viendo como el más grande cerraba la puerta de su casa detrás de él.

— Tendrás que esperar —rió y le dió un pequeño beso en forma de saludo.

Y así ambos jóvenes se dirigieron a la parada de autobuses, donde irían a su destino. El viaje fue largo, pero debido a que charlaban en realidad sintieron que sólo habían estado en el autobús algunos minutos.

Al llegar tuvieron que caminar un poco, y Jeongin no dejaba de preguntar a dónde irían. Hyunjin sonreía leve y contestaba un[ ya verás,] aunque no se impacientaba ni estaba enojado, sorprendiendo al de hebras claras.

Jeongin logró ver aquellas interminables escaleras de uno de los lugares más famosos y turísticos que Corea ofrecía, en seguida supo en donde estaban.

— ¿Qué hacemos en la torre Namsan? —preguntó el menor, mirando a su castaño amigo mientras comenzaban a subir las escaleras.

Hyunjin rió levemente.— Espera un poco más, Innie —habló susurrando, sintiendo los nervios crecer en él.

Yang no dijo nada y siguieron subiendo las escaleras. Al llegar vieron los puestos que había y decidieron comprar unos churros, de esa forma descansaban un poco de haber subido tanto.

Cuando estaban listos para subir a la torre, caminaron hacia allá y subieron las escaleras con el mayor tomando el brazo del rubio algo fuerte.

— Hyunjin —habló el menor llamando la atención del mencionado—. Podemos ir a otro lado si quieres.

— No, Innie —negó con la cabeza—. Quiero hacer esto.

— ¿Seguro? —lo miró expectante— Sé cuánto miedo le tienes a las alturas.

── kiss me !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora