¡ tres !

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El tiempo había pasado, ninguno de los dos sabía cuánto tiempo llevaban así, pero no importaba, porque seguían siendo amigos, seguían llevándose tan bien como antes.

Pero Jeongin quería llevar más allá la relación que tenían. Sin embargo, estaba seguro de que a Hyunjin no le gustaba él y que, si le llegase a gustar alguien, definitivamente no sería el rubio. Yang sería la última persona en la que Hwang se fijaría.

— ¿Y cuándo le vas a decir? —preguntó Felix, mientras le daba otro sorbo a su bebida.

Era recreo y los tres amigos se encontraban en la cafetería de la escuela.

— No estoy seguro de que sea buena idea —admitió Jeongin e hizo una mueca. La idea de ser rechazado en realidad no le agradaba.

Era algo normal, ni siquiera sabía porqué le tenía miedo, el amor no siempre le iba a ser recíproco, tal vez era por el hecho de que conoce a Hyunjin desde hace mucho tiempo. En realidad no eran amigos de toda la vida pero se conocían hace casi cuatro años, por lo que no quería romper aquella amistad.

— No pierdes nada, Yang —intervino Seungmin, para después meterse otra papá frita a la boca.

— Para ustedes es fácil porque cuando se confesaron, les correspondieron y ahora están saliendo —se quejó el menor y se cruzó de brazos, fingiendo estar enojado.

Y es que mentira no era, pues el australiano salía con uno de los amigos de Hyunjin, al igual que el pelinegro. Estaba feliz por ellos, claro que sí, sólo que debía admitir que le daba un poco de envidia, deseaba que, aunque al castaño no le gustara, le diera una oportunidad para salir. En realidad era todo lo que pedía, si no funcionaba no lo iba a forzar y lo dejaría por la paz, no insistiría más y, si Hwang quisiera romper su amistad, lo dejaría hacerlo.

— Ay, vamos —dijo Felix y miró al rubio incrédulo—. Tú más que nadie sabe que no salí enseguida con Minho.

Jeongin lo sabía, demasiado bien para ser verdad, pues algunas veces el pelirrojo llegaba a su casa llorando debido al mayor, y no, no era porque lo lastimaba, o al menos no intencional. El australiano lo había llegado a ver con otros chicos y eso lo hacía sentir mal.

— Pero tú sí —apuntó Yang al pelinegro con su tenedor, quien seguía comiendo sus papas—, así que no te intentes excusar.

— No lo iba a hacer —dijo con una sonrisa—. Pero todos sabemos porqué Chan sale conmigo —los otros dos jóvenes no sabían a qué se refería, pues lo miraban con el ceño fruncido—. Porque soy demasiado lindo —sonrió, provocando risas en sus amigos.

¡ ☁︎ !

La campana había anunciado la hora de salida y todos los alumnos se dirigían a la puerta principal. Era un día menos, por lo que se sentían felices de que se acabara.

Jeongin iba caminando con sus amigos, casi era fin de semana por lo que estaban planeando qué hacer mientras decían una que otra broma, provocando risas en los tres jóvenes.

— Yang —habló una voz, una que distinguiría en cualquier lado.

El mencionado y sus amigos se detuvieron para mirar a la persona que se encontraba a su lado.

— Jin —quiso sonar alegre pero no lo logró, estaba sorprendido, creyó que ya se había ido, y no era que no estuviese feliz de verlo, sino que estaba desconcertado—. Chicos, nos vemos mañana, ¿de acuerdo?

Asintieron con una sonrisa pícara y se despidieron.

— ¡No olvides decirle! —había gritado Seungmin antes de echarse a correr junto a Felix mientras reían. Yang rodó los ojos algo fastidiado pero terminó sonriendo divertido.

— ¿Decirme qué? —preguntó Hyunjin mirando al menor, y ladeando la cabeza.

Mierda, se ve tan lindo así; pensó Jeongin para sí mismo.

— ¿Eh? Ah, no —agitó las manos algo nervioso—. Quiero decir, se refería a un compañero. Tenía que pedirle algo.

El mayor hizo una mueca pero asintió, sin estar del todo convencido, y sin necesidad de decir algo más, comenzaron a caminar hacia la casa del menor charlando de cualquier cosa, riendo en algunas ocasiones.

Una vez más, se habían quedado parados afuera de la casa. Sin embargo, ahora había un silencio incómodo o eso pensaba Jeongin, quien seguía dando vueltas a las palabras de sus amigos.

— ¿Hoy...? —habló el dueño de la casa, rompiendo el hielo— ¿Hoy vas a pasar? —miraba al piso, demasiado nervioso para ser sinceros y al poco rato, logró alzar la vista para mirar al mayor.

— Hoy no, Innie —dijo y sonrió, disculpándose—. Lo siento, pero hoy tengo mucha tarea que hacer.

— Ah, claro —sonrió tranquilizándolo, aunque sonaba decepcionado—. Será otro día entonces —el castaño asintió y miró como el rubio buscaba sus llaves en la mochila, las introdujo en la cerradura, abrió la puerta y cuando puso el primer pie en el umbral, alguien lo detuvo.

— Jeongin —el aludido giró para mirar a su amigo extrañado y todo fue tan rápido que sintió dos dedos del mayor tomar su mandíbula para después sentir sus labios estamparse. Yang, al seguir sorprendido, tardó en corresponder, sin embargo, al final, le siguió el beso. Hyunjin rodeó su cintura con sus manos y el rubio el cuello del contrario, acercándose más al otro—. Te veo mañana, Innie —dijo en cuanto se separaron, y le besó una última vez antes de separarse, delineando los labios del menor.

Le sonrió y se fue de ahí, despidiéndose de su amigo, quien también se despidió con una gran sonrisa.

— No sé qué diablos acaba de pasar —dijo Jeongin aún sin comprender.

No era la primera vez que se besaban, no, pero le sorprendía el hecho de que Hyunjin haya sido el que lo besara sin habérselo pedido él.

Tal vez tenía una oportunidad con el castaño después de todo.

── kiss me !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora