•Obsesión•

(🍄) Ojos.

Las rubias pestañas se batieron suavemente cuando Katsuki empezó a despertar, sintiendo una mirada ligera pero amorosa sobre él.

Sabe perfectamente quien es, después de todo, su novio lo mira así cada día desde hace cinco años.

El rubio bostezó y su adormilados ojitos quedaron fijos en el pecho de su pareja antes de acurrucarse allí, sonriendo cuando sintió los fuertes brazos de su amor rodear su cintura.

Una gran mano se apoyó en su cabello rubio y lo acarició, a los segundos los dedos se dirigieron con cariño a su mandíbula y levantó su cara, conectando miradas y acercándolo poco a poco al rostro contrario.

Sus labios se rozaron, creando un placentero escalofrío en Katsuki y una boba sonrisa de enamorado en T/n.

–Buenos días mi amor– Katsuki casi ronroneó de gusto al escuchar la ronca voz de su pareja arrullando sus oídos.

Y con un besito en la punta de la nariz de T/n susurró –Buenos días a ti también cariño–.

La sonrisa de T/n se ensanchó.

El rubio dejo de sentir las caricias en sus caderas para ahora tener ambas manos ahuecando sus mejillas y pasando los pulgares por debajo de sus ojos rubíes, limpiando todo rastro de lagañas y lagrimitas que suelen salir de sus ojos al recién despertar.

Se dejó hacer mientras mira fijamente a su T/n, los ojos c/o fijos por dónde pasan sus dedos y una sonrisa tironeando de sus labios.

T/n se acerca y deja varios besitos en su boca, todavía acariciando bajo los bonitos ojos de Katsuki.

–Me encantan tus ojitos, tan brillantes y hermosos–.

–¿Que dices? Tonto. Mis ojos son opacos y pequeños, deja de mentir, te crecerá la nariz–.

T/n rió con fuerza y rozó su nariz contra la de Katsuki –No te preocupes, no me crecerá la nariz porque no estoy mintiendo. Además, tus ojos son más grandes de lo común, los hace más hermosos, brillan cada que me ves–.

El por ahora Bakugo resopló.

'Eso es porque eres tú, idiota'.

Estuvo tentado a decirle, pero se guardo sus pensamientos en lo más profundo de su mente.

–Bien, lo que digas. Ahora levántate que te toca hacer el desayuno– T/n gimió molesto por tener que separarse del cálido cuerpo del rubio, aún así se sentó en la orilla de la cama, poniéndose sus pantalones de chándal sobre su desnudo cuerpo y dirigiéndose a la puerta de la habitación, tarareando una canción suavemente.

–Mi suéter está limpio, puedes usarlo– T/n dijo antes de salir.

Katsuki dió una afirmativa y cuando la puerta se cerró se apresuró a buscar ese gran suéter de color café.

Gimió satisfecho cuando el leve olor a tabaco y limón impregnado en el suéter llegó a sus fosas nasales.

Aceptará el cumplido de sus ojos por hoy.

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