6. Me gustas.

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Robin.

Maldita Donna y maldita tarea de ciencias que debe hacer con Finney, no pude almorzar con el porque debía terminar su tarea con Donna.

Me siento frustrado, desanimado y triste ¿Qué tiene ella que yo no tenga? Es más bonita, amable y no se mete en peleas todos los días ¿Acaso no soy lo suficientemente bueno para Finney?

Quiero llorar, quiero meterme bajo mis mantas y llorar como un niño pequeño.

—¿Robin?—escuché la voz de mi tío en la casa y rápidamente limpié mis lágrimas.—¿Estás en casa?

—Estoy en mi habitación.—dije tratando de sonar normal.

—Hola.—me sonrió desde la puerta.—Tu madre trabajará hoy así que me quedaré contigo.—hizo una pausa al verme.—¿Estás bien?

—Si tío, estoy bien.—mentí aguantándome las ganas de llorar.

—No me mientas.—se acercó a mi cama sentándose a mi lado.—¿Por qué lloras? ¿Alguien te hizo algo?—negué sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas nuevamente.—Rob...—me acercó a el dándome un abrazo.—Puedes contarme lo que sea.

Al momento en el que sentí sus brazos al rededor de mi no pude evitar romper en llanto, mientras que acariciaba mi espalda intentando calmarme.

—¿Que sucede?—me preguntó en cuanto me calmé.

—Estoy enamorado.—susurré.

—¿Enamorado?—asentí.—El enamoramiento no te hace llorar.

—Pero es...raro.

—¿Raro?—preguntó extrañado.

—Tío, me gusta un chico.—susurré bajando mi mirada.

—Hey Rob.—volvió a abrazarme y volví a llorar.—Está bien, no tienes porque llorar por eso. Está bien ¿si?—asentí separándome de el para limpiar mis lágrimas.

—Creo que a el le gusta una chica.—murmuré.—Y eso me hace sentir muy mal.

—¿Puedo preguntar quién es?

—Finney Blake.

—¿Tu amigo?—asentí.—Robin, permíteme decirte que a ese chico es imposible que no le gustes.

—¿Eso crees?—levanté mi mirada hacia el.

—Claro.—asintió.—He visto la manera en la que te mira, estoy casi seguro de que siente lo mismo por ti.—solté un pequeño suspiro.—Escúchame.

—Te escucho.

—Ve a hablar con el, arriésgate por amor, Rob.—dió unas palmaditas en mi hombro.

—¿Y si el no siente lo mismo?—pregunté.

—¿Y si siente algo por ti y no le has dicho por miedo?—su pregunta me hizo pensar. Mi tío tiene razón.

—Tienes razón.—me levanté de la cama.—Iré a hablar con el.

—¡Pero vuelve antes de la cena!—lo escuché antes de salir de la casa.

Prácticamente salí corriendo de mi casa hacia la de Finney, debía decirle lo que siento.

Al llegar toqué el timbre y Finney abrió la puerta.

—¿Robin?—preguntó asombrado al verme.

—Finney.—hice una pausa para respirar. Había corrido como nunca.—Debo decirte algo.

—Claro, pasa.—se hizo a un lado para dejarme pasar y al entrar comencé a hablar.

—Finney, quiero decirte algo muy importante.—hice una pausa para mirarlo. Se veía confundido.—Últimamente me he sentido distinto contigo y debo admitir que me muero de celos. Estoy celoso porque no soporto verte con alguien más y se que suena estúpido y enfermo pero así me siento. Me siento así porque desde hace un tiempo dejé de quererte como un amigo porque...—hice una pausa.—Me gustas Finney.

Finney no dijo nada por unos segundos que sentí eternos y me moría de nerviosos, juraría que me haría en mis pantalones.

—Rob...—susurró—¿Hablas en serio?—asentí a su pregunta y una sonrisa se formó en su rostro mientras sus mejillas se volvían de un tono carmesí.

Se veía hermoso.

—Eso es todo.—dije con intenciones de irme.

—Espera.—tomó mi mano y me sonrojé.—No te vayas, yo...—tomó una bocanada de aire.—Yo también siento lo mismo por ti.

No puedo explicar lo que sentí en ese momento, fue como si un zoológico entero pasara por mi estómago.

—Me gustas, Robin.—volvió a hablar y sonreí acercándome a darle un abrazo.

Finney.

Cuando vi a Robin en mi puerta parecía que moriría desmayado.

Cuando dijo todo aquello puedo jurar que sentía que me desmayaría.

Le gusto a Robin.

¡Le gusto también!

—Ven.—volví a tomar su mano y lo guié hacia mi habitación, cerrando la puerta al estar los dos dentro.

—Pensé que me rechazarías.—dijo volviendo a abrazarme pasando sus brazos por mi cintura.

—Y yo pensé que no te gustaba.—coloqué mis manos en sus hombros.

—¿Quién no se enamoraría de ti?—solté una risita al escucharlo.—Finney.

—¿Si?—susurré juntando nuestras frentes.

—¿Puedo besarte?—susurró también.

—Claro que puedes.—asentí.

Cerré mis ojos mientras acercaba su rostro al mío, sentí nuestras respiraciones juntas y luego sentí sus labios sobre los míos.

Mi primer beso.

Se sentía increíble, como si estuviera en una montaña rusa, como si tuviera fuegos artificiales en mi interior.

—Soñé con besarte muchas veces.—susurró al separarnos y no pude evitar sonrojarme.—Finney, se mi novio.

No puede ser ¡Robin quería ser mi novio!

—Claro que si, Rob.—asentí con una sonrisa antes de juntar nuestros labios de nuevo.

Celos (Rinney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora