III

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Tierra, trágame.

Por alguna razón me tengo que sentar junto a Seth y hacer el trabajo con él.

Joder.

Aunque ahora que lo pienso más profundamente, esto me ayudará a acercarme más y poder ir descubriendo sus secretos.

Al final no me vendrá tan mal esto.

Me siento al lado de Seth, que apenas me mira pero vuelve a hacer eso que hace siempre que me ve:

Frunce ligeramente el ceño.

¿Está algo mal conmigo?
Qué raro es.

La clase transcurre normal y con eso me refiero a que no ha ni abierto la boca. Tan solo escuchamos atentamente las explicaciones de la profesora.

—Pareces una prisionera, Denisse. Se te ve retenida.— dice susurrando

Vaya, he de decir que me ha sorprendido que me hablase pero no puedo obviar el hecho de que su voz masculina ha sido como música para mis oídos.

— ¿A que te refieres, Seth?— susurro totalmente confundida.

¿Y este porque piensa que tiene derecho a opinar?

—Tú sabes muy bien a qué me refiero. Pero me queda una duda: tras la muerte de tus padres y hermana, ¿sigues teniendo los mismos modales o ya tienes una personalidad?—

Aprieto los labios al escuchar aquello.

La sangre comienza a quemarme en cuanto menciona a mi familia.

Este necesita que le pongan en su sitio, desde luego.

—Sería muy divertido liberarte y dejarte expuesta a los peligros que hay alrededor de ti. ¿Que puedo hacer? ¿Te libero o te mato?—

—¿Eso es una amenaza, Miller?— pregunto.

—No seas maleducada, Denisse. Tienes que estar atenta a las explicaciones de la señorita Warren.— dice con tono de burla.

Entonces caigo en cuenta de que es cierto, ya me ha distraído mucho y convencí a la directora de que mi media no bajaría.

Tan solo me admitieron en el centro con esa condición ya que estamos a mitad de semestre y no pueden añadir a gente así como así.

Y aunque una parte de mí desea plantarle cara, hay otra que me dice que mejor lo ignore. Lo único que puedo conseguir haciéndole caso es enfadarme y empeorar en la asignatura.

Damos por acabada la conversación y en ese preciso momento, suena el timbre.

Salvada por la campana.

La señorita Warren no manda deberes pero dice que nos miremos un poco el temario.

Me dirijo a la cafetería porque ya es medio día y comeré aquí.

Ver a tanta gente me aturde pero rápidamente identifico la mesa de Carl y emprendo camino hacia ella.

Supongo que ya son mis amigos.

—Hola.— saludo

—Ven, siéntate. No te quedes ahí de pie.— dice Carl señalando el sitio a su lado.

Acepto con la cabeza mientras me siento y una sonrisa se dibuja en mi cara.

—¿De que estáis hablando?— pregunto.

—Pues estábamos charlando sobre...—

Entonces empezamos a hablar de que Carl se quería unir al equipo de fútbol y Georgina se había apuntado a las animadoras, justo como yo.

ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora