Último capítulo

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Capítulo 30

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Nicholas entró corriendo a la escuela, seguido de uno de sus amigos. La maestra me saludó, y le regresé el saludo. Iris aplaudió emocionada desde mis brazos, antes de llorar un poco cuando notó que su hermano no iba a volver a salir del edificio donde entró hasta dentro de unas horas más

Besé la cabellera rubia de mi hija, y la estreché en mis brazos. Nate y yo no lo decimos, pero todavía, en ocasiones, vivimos con el miedo constante de perderla. La terapia que decidimos tomar cuando Iris seguía en mi panza, nos ayudó a ir dejando ese miedo poco a poco, pero es normal temer de lo desconocido. A veces tiemblo cuando Iris estornuda, pero sé que dentro de poco, ese miedo se habrá apaciguado lo suficiente

Nicholas pasa horas observándola, y siempre busca abrazarla. Iris ama la atención que recibe de todo el mundo. Sebastián y Luna cada que vienen buscan estar a solas con ellos, donde los malcrían y los llenan de regalos. Mis hijos son amados, por sus tíos y por su abuelo. Marshall viene un día a la semana a dormir, para pasar el mayor tiempo posible con ellos

Poco a poco, hemos creado una familia, pequeña, pero unida

[...]

Nicholas entró corriendo a la casa, arrastrando, literalmente, a Iris de la mano. Me exigió que permaneciera atrás, porque tenía que ir a supervisar que no hubiera monstruos en la casa. Las luces de afuera están encendidas, Taylor me saludó desde el otro lado de la casa, donde vigila. Fruncí el ceño, porque él siempre está junto a Nate, y solo está aquí cuando Nate lo está. Y todavía no es hora de que él llegue a la casa

Antes de poder acercarme a preguntarle porqué está aquí. Nicholas salió corriendo, con una venda en las manos, moviéndola como si fuera una bandera

—¿Dónde dejaste a tu hermana?—pregunté, él estiró su mano, dándome la venda

—Adentro. Ponla en tus ojos, mami, por favor

—¿Por qué, cariño?—pregunté

Fruncí el ceño, pero comencé a poner la venda frente a mis ojos, hice un nudo fácil de quitar detrás de mí cabeza. Su mano tomó la mía y me jaló poquito

—Yo cuido que no se caiga, señorita Adessa—escuché la voz de Taylor, no demasiado cerca, pero tampoco demasiado lejos

—No te preocupes, Taylor. Yo puedo cuidar a mi mami—dijo Nicholas, y aunque no podía verlo, sé que tenía el ceño fruncido

—Lo sé, niño Volkov—la diversión se podía detectar en su tono de voz

Seguí a mi hijo paso a paso, él me daba indicaciones, y me jalaba cuando sentía que caminaba demasiado lento para su gusto. Le pregunté en varias ocasiones que ocurría, pero no me decía nada. Simplemente soltaba una risita

Sentí cuando entramos a la casa, y cuando me llevó por toda la casa, hasta salir al jardín

—Aquí está bien, mami

—¿Puedo quitarme la venda?—pregunté, necesitando recuperar mi vista, para saber que estaba ocurriendo, todo estaba demasiado silencioso

—No sé... sí, sí

La quité y parpadeé para acostumbrar mi vista a la poca luz del jardín. Jadeé cuando mis ojos se enfocaron en un rostro iluminado por la suave luz de las velas que había alrededor del jardín. Sus ojos se enfocaron en los míos

Nicholas comenzó a brincar a nuestro alrededor, con demasiada emoción. Iris se retorció del agarré de su padre, anhelando que la bajará y así ella pudiera corretear junto a su hermano

LimerenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora