Sobre *Lágrimas de Plata*

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La historia detrás de esta historia es muy corta, pero tan sentida como la historia misma. Es curioso, porque nunca pensé contar en algún momento lo que pasó por mi cabeza cuando inicié esta obra... porque no es una historia de amor, la verdad.

Porque yo creo que para que sea una historia de amor hace falta que existan dos personas en este caso solo existí yo. Literalmente. Yo montándome fantasías en la cabeza hace seis años, yo tenía algo así como catorce o quince entonces, y llevaba mucho enamorada del mismo hombre. Un hombre que me llevaba, como no, dieciocho años de ventaja. Pero por supuesto, a mi poco me importaba.

Nunca se lo dije y él nunca lo supo, pero yo moría por él de la forma en la que se muere por un amor secreto, no correspondido, como algo que tienes guardado en lo más profundo de tu corazón, te quema, pero es tuyo y no puedes soltarlo porque tú no decidiste tenerlo ahí. No sé como explicarlo, leo tantas historias de amor y nunca he sabido poner en palabras lo que sacude mi corazón cuando lo veo.

El hecho es que, a pesar de todo, ese sentimiento no se iba. No se apagaba. Y yo creí, como se cree siempre según me han dicho, que soportaría eternamente su total inexistencia en mi vida. Y en ese estado, le conté a alguien mi triste historia. Le confesé que creía que esto que sentía escapaba a mi comprensión y a mi vida, que era un sentimiento tan bonito, suave y pacifico, pero a la vez tan intenso que a lo mejor trascendería el tiempo y el espacio. Y que él, lejos, donde estuviera, tendría que ser abrazado por ese amor, que llegaría a él aunque yo no.

Y esta persona, que en un principio me escuchó atentamente hasta aburrirse soberanamente, tuvo el interés suficiente para decirme que eso, por supuesto, era más que imposible. Porque de pronto y pudiera ser que a nivel de auras y demás cosas espirituales, tal ves si, pero ¿y cuando esta vida acabase?

Uno enamorado es estúpido. Lo digo sonriendo, claro está, pero es que ahora siento una vergüenza enorme al pensar que le dije a esta persona que buscaría la forma. Que aunque el cielo y el infierno se opusieran, yo lo buscaría, iría tras él y le haría saber que mi amor por él realmente podía trascender dimensiones.

Está claro que mi interlocutor sintió igual vergüenza ajena que yo siento ante mi yo de ese tiempo. Porque seamos honestos, yo estaba enamorada de una idealizada fantasía. El hombre que amaba no era como yo lo imaginaba, él estaba destruido emocionalmente y no sabía amar.

Pero es culpa mía, yo lo idealicé demasiado.

Ahora me da vergüenza, lo admito, pero le escribí mil poemas. Poemas malos, caray, pero poemas al fin, donde le juraba el típico amor eterno de las novelas de romance baratas, que atentan en contra de la realidad creando fantasías idílicas, utópicas, que nos pudrieron la cabeza a muchas.

En fin, mi yo del pasado se quedó pensando en ello. En la trascendencia del alma. En como un sentimiento podía implantarse de tal forma en el tejido espiritual de un ser, que lo acompañase a ése otro lado...

Y como escritora recién descubierta, me volví loca con esa idea.

Dos veces la escribí. Dos veces. Una, porque el editor que usaba me borró las pocas líneas que había logrado exprimir de mi atribulado cerebro con esa enfermedad que es el amor. Y la otra, porque quise inscribirlo en un concurso de escritura del que me descalificaron per ser menor de edad.

Pero que al escribirlo, sentí que me había quedado bien. Hoy leo ese mismo texto y digo "pues quizá si estaba enamorada, como tanto me aseguraba a mi misma" porque yo misma pienso que si, las palabras puede que no sean las correctas, puede que el estilo intente ser más de lo que es, puede que no tomara en cuenta muchas cosas, pero sea lo que sea que yo sentía por ese hombre en ese momento, era real y muy intenso.

La Papelera de Historias De VanlyD'Marso (BlogPersonal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora