Epílogo

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Un Stiles de veintiocho años corría por el bosque de BH, sus ojos brillaban con fuerza de un color verde amarillento, las raíces a su lado parecía unirse a su carrera, la naturaleza se unía al hombre y a su lado un lobo bastante grande corría a su lado.

Han pasado diez años desde que Stiles recibió la chispa de Julia y sobrevivió a una muerte segura, a pesar de que el pronostico era malo él logró despertar y quedarse al lado de su familia. Después de eso se tomó otras vacaciones bastante largas de su trabajo y se fue de viaje con Derek. No fue sorpresa para nadie cuando regresaron comprometidos cinco meses después.

Los demás comenzaron a casarse y no tardaron en darle a las ahora manadas unidas nuevos integrantes, algunas parejas decidieron no tener hijos así que disfrutaban de los cachorros de sus compañeros de manada.

Derek volvió a su forma humana recibiendo un pantalón deportivo de parte de su amado esposo. Habían cumplido cinco años desde que decidieron casarse y ahora eran felices con una gran familia.

— Han pasado años desde que tienes tu chispa pero siempre logras sorprenderme. — comentó Derek mientras ambos caminaban hacía una enorme mansión.

— Es lo interesante de la magia, siempre esta evolucionando y nunca podemos dominarla por completo.

Derek sonrió y tomó la mano del castaño entrelazando sus dedos.

— Te amo, gatito.

Stiles puso los ojos en blanco mientras una sonrisa adornaba su rostro.

— Yo también te amo, perro.

Derek rio mientras negaba con la cabeza. Desde que había conocido a su castaño ningún día era aburrido, además de que gracias a él ahora tenía una familia mucho más grande de lo que alguna vez imaginó.

— ¡Papás! — gritaron unos niños que se encontraban entre los brazos de Deucalion y Noah.

Ambos adultos sonrieron.

— Nuestros cachorros nos esperan.

Derek se adelanto mientras que Jackson se acercaba a su hermano.

— Al final encontramos a nuestra verdadera familia y no debemos de guardar secretos. — comentó el rubio mientras pasaba su brazo sobre los hombros del menor.

— Somos felices, ¿no es así?

— Así es, hermanito. 

El Hermano de JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora