Un sueño igual al mío

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Un sueño igual al mío.

Elizabeth Johns.

Abro los ojos adolorida, hace un rato me cambiaron de habitación pero no quita el que me duela hasta el alma.

Siento mi corazón enormemente feliz por una simple razón, tengo mis dos bebés a mi lado y no hay mayor felicidad que esa. Acaricio la cuna donde están ambos y me siento completa aunque me falten muchas cosas.

Mis ojos se vuelven aguar cuando observo que uno de ellos se mueve, no me importa si estoy débil y llorar me ponga peor pero es tan adorable ver eso que las lágrimas se me saldrán solas.

Duro unos cuantos minutos así hasta que llegan unas doctoras y empiezan a revisar a los bebés mientras otra se ocupa de mi, con su ayuda me coloco una toalla femenina y me cambio de ropa.

Cuando estoy más cómoda me siento en la cama y la doctora me ayuda cargando uno de los bebés y dejándolo en mi mano, acaricio su manita rosada y su naríz pequeñita, parece un muñequito.

Lo que más me sorprende es que no son los dos varones, la doctora me revela que una es hembra y otro varón.

Mi corazón se encoje y se llena de alegría, no paro de llorar incluso cuando las doctoras se retiran y me dejan allí con ambos, el sentimiento de tenerlos a ambos en mis brazos me pone la piel de gallina y no me borra la sonrisa de la cara.

Pasaron dos horas y yo ya le había dado de comer a los bebés, los dejé en su sitio y me volví acomodar.

_Hermana.

Alzo la cabeza cuando escucho su voz y con una sonrisa la invito a conocer a sus sobrinos.

_Por Dios son hermosos.

Se queda mirándolos con nostalgia mientras le pasa las manos enguantadas por la cara a uno de ellos.

_La doctora me dijo que hay una hembra.

_¿Cómo?.

_Si, no tenía ni idea, lo acabo de confirmar.

Mi hermana sonríe por quinta vez.

_¿Ya pensaste en su nombre?.

_Como pensaba que eran dos varones ya tenía sus nombres en mi cabeza, ahora necesitaré ayuda para la niña.

_Y yo que hice una lista_ me responde sonriente.

_¿Y Brandon?.

_Esta parado allí afuera, tu esposo no se aguanta y está casi mente entrando a la fuerza.

Hace que me quiera reír pero lo contengo recordando lo que pasó.

_No durmió nada ni Brandon tampoco, cuando Brandon le dijo que podías morir durante el parto su mente se quedó lejos, como preocupado_suspira_llego aquí poniéndose un zapato.

_Brant deberá entender que no todo corre por su mundo.

_Y tu deberías de entender que el es así, todo corre a su alrededor y tú también, te quiere mucho y no desea que nada te pase, tienes que comprenderlo cómo el lo hace contigo.

Me quedo mirando a la nada.

_Una vez me lo dijiste y te comprendí ahora te toca a ti.

Interrumpen en la habitación de un momento a otro, la respiración agitada de un hombre y el el sudor es lo único que puedo ver. Brant está parado en la puerta como si hubiera luchado consigo mismo.

Mi hermana se despide de mi y se va cerrando la puerta y dejándonos solos en la habitación.

Volteo la cara dándole una clara señal de que no quiero hablar con y para mí suerte uno de los bebés se despierta y como puedo me levanto para ir a mirarlo.

_Nena...

Me quedo callada y tomo al bebé en mis brazos que se calla inmediatamente siente mi tacto.

_Lo siento ok, no me pongas las cosas difíciles.

Muevo al bebé un poco y lo vuelvo a dejar en su cuna.

_Yo..._me volteo a encararlo_Dices que yo te pongo las cosas difíciles.

_Si...

_¿Se te olvida que por ti comenzó la discusión?.

_Nena deberías de estar feliz, hice todo lo que pude no me culpes.

_Bien brant solo olvídalo.

Se empieza a acercar a mi a paso rápido y lo tengo en frente en un pestañeo. Cómo si nuestros cuerpos fueran imanes se unen y nuestros labios hacen contacto, nos hundimos en un beso profundo y lleno de deseo, como si nunca nos hubiéramos besado.

Estamos tan necesitados que no logro moverme ni un poquito y solo nuestros labios hacen el trabajo.

La falta de aire no es obstáculo para que nos comamos.

_¿Por que no me dijiste que había una niña?.

Es la primera pregunta que sale de mi boca cuando me logro separar un poco, sus labios están rojos e hinchados por el momento tan ardiente que tuvimos.

_Son dos varones.

Afirma y niego.

_Esa de allá es una niña.

Me giro para que pueda verle los rasgos femeninos y su reacción me deja con los labios curvados en una sonrisa.

Medio sonríe metiendo la mano en la cuna y colocando sus dedos sobre su mejilla.

_Se parece a ti.

Me dice y el corazón se me congela.

_¿Estás feliz?.

_No sabes cuánto.

Me siento en la cama y dejo que acaricie a los bebés casi por más de dos horas en lo que les habla bonito y le da comida a ambos cuando se despiertan.

Está tan fascinado con ellos que no se despega incluso cuando mi hermana viene a ayudarme a duchar, ni cuando los doctores le piden que salga ya que puede ser muy peligroso.

Pero a él no le importa, les sonríe y le cambia los pañales tal mujer.

Saga mafiosos #4 Conclusiones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora