Un Nuevo Plan

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La luz del sol no se encontraba presente en aquella sala, una sala donde los hombres más poderosos de Westeros discutían que plan de acción tomar, la única luz que ingresaba en dicha habitación pertenecía al tenue resplandor de la luna.

- Y bien, bastardo - La voz del Rey Robert Baratheon hizo eco en la habitación - Ilústranos, ¿Cuál era tu maravilloso plan? Anda, te concedo el honor, habla sin pena.

El bastardo a los ojos de los hombres más poderosos de Westeros dio un paso al frente, ignorando las peligrosas miradas que caían sobre su persona.

- Muy bien, mi Rey. Me honra de corazón la oportunidad que me está dando - Hablo con seguridad - Mi plan es el siguiente...

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Días Atrás

Su plática con el Dios Rojo le hizo darse cuenta de muchas cosas, la primera de ellas es que necesitaba poder, su principal meta debía hacer todo lo posible para conseguirlo, no importaba si se ensuciaba las manos de sangre inocente, debía obtener poder.

El Dios Rojo le revelo muchos futuros alternativos, futuros donde nunca acepto su herencia Valyria y murió siendo el simple Jon Snow, aquel bastardo criado en las sombras por un hombre de poca voluntad. No, llamar a Ned Stark de esa forma estaba mal, Ned Stark poseía voluntad, solo que nunca supo en dónde ponerla.

Pero esta vez no, juro sobre la memoria de su madre y padre que no moriría siendo un tonto honorable, ¡Al diablo el honor norteño de Ned Stark! ¡Al diablo el miedo a las reprimendas! Sería un Rey justo, eso estaba claro, pero masacraría a sus enemigos de la forma más vil y ruin posible, trataría con honor a los débiles y recompensaría a los leales, pero los traidores morirían bajo su mano, no les mostraría piedad como sus otras versiones de sí mismo hicieron.

Jon Snow había muerto aquí y ahora, ya no existía esa vacía existencia cuyo nombre fue falso desde el inicio.

Su nombre es Daemon Targaryen, el hijo de Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark-Targaryen, príncipe de Dragonstone y heredo del trono de hierro.

Daemon tenía mucho en su cabeza, lo primero era asegurarse de no crear discordias entre su hermano Robb y el, si algo sabia es que en un futuro cuando se alzara para recuperar su trono, necesitaba aliados fieles, y Robb sería su aliado, uno en el cual confiaría sin dudarlo un solo momento.

Eso lo llevo a su situación actual.

- Espera, Jon. No entiendo lo que quieres decir - Dijo Robb, aunque a Daemon le molestaba escuchar cómo se referían a él bajo el nombre de Jon, pero debía aceptarlo y hacer caso omiso por el momento - ¿Por qué quieres ir a la guerra?

- Robb, baja la voz, por favor - Pidió Daemon - Escucha, Robb. Como sabes soy un bastardo, nadie querrá casar a una de sus hijas conmigo, mi nombre no les dará tierra ni títulos, así que mi otra opción es volverme un caballero.

- Entiendo eso, ¿Pero porque ir a la guerra? Puedes morir.

- Exactamente por eso. Un caballero debe primero ser un escudero, y nadie querrá un escudero bastardo, Lord Stark puede pedirle a uno de sus vasallos que me acepte, pero eso causara que nadie me respete cuando me gane el título.

- Yo... creo que entiendo. ¿Vas a la guerra para hacer un poco de fama?

- Bueno, si no muero ese es el plan, aunque no lo llamaría fama, solo quiero que vean que aunque sea un bastardo, puedo ser alguien que valga la pena. Claro que no espero que un legendario caballero como Ser Barristan me adopte como su escudero, pero al menos un caballero de tercera clase, con eso me conformo y me doy por bien servido.

Príncipe DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora