Ocho

694 78 12
                                    

La túnica se encontraba colgada en un perchero de la cocina junto a la chimenea para que se secara. Podía usar un hechizo y no esperar al modo muggle, pero era su forma de fastidiar a Snape. Harry estaba sentado a la larga mesa con un té y un plato de galletas de chocolate, las que Sirius solía regalarle. Lupin se sentó a su lado cuando bajó del cuarto del profesor.

—No quiere bajar.

—Pero lleva sin comer nada desde el desayuno —dijo observando la túnica con el ceño fruncido.

—Sí —reconoció resignado—. Creo que ha bebido cinco o seis tazas de café. Eso solo le hará estar más inquieto.

—¿De verdad está corriendo ese tipo de peligro? —inquirió pensando en las palabras que le dijo Remus al salir del cuarto del profesor. El hombre asintió.

—No me había dado cuenta del avance que ha sufrido su sangre. Y pensaba darle carne para que recuperara las fuerzas —se lamentó.

—¿Qué le va a pasar ahora?

—No es magia negra así que no estoy muy seguro de los efectos. Por lo que sé pasará un mes más o menos con problemas de autocontrol, malhumorado, con insomnio y pérdidas de sangre. Si se complica puede que sufra... —Hizo una pausa para tragar saliva—. Sufra una transformación a un guerrero dragón.

—¿Qué significa eso?

—Son guerreros que se consideran miembros de una extraña raza. Son llamados a proteger a los magos de la realeza o a las antiguas familias de Sangre limpia.

—Pero eso es un trabajo honorable.—Por la cara que vio poner a Lupin supo que no era así.

—¿Honorable? Snape será tratado como un esclavo. Aquel que encuentre el hechizo correspondiente podrá manejarle por medio de su sangre. Se le mandará matar, capturar, secuestrar y golpear a los muggles.

—¿Será propiedad de ese mago como si fuera un elfo doméstico?

—Peor, Harry. Si se niega a esas funciones pueden torturarle con su propia sangre. Será como si le prendieran fuego a su interior.

—Lo que no sería muy distinto a lo que hace como mortífago.

—Snape no ha matado ni secuestrado a nadie —comentó molesto.

—¿Podrías encontrar tú ese hechizo y hacer que Snape fuese de tu propiedad?

—Deja de hablar de él como si fuera un objeto. Pero no. Como hombre lobo no tengo prestigio suficiente.

—¿Y yo? —preguntó temeroso por oír un sí.

—Eres un crío, Harry, eso es impensable. Me da miedo que Voldemort si lo haga. Esa es una de las razones para que Dumbledore haya decidido borrar el rastro de su magia. Cualquier mago con el poder suficiente puede hacerlo, pero él solo tendría la capacidad de, digamos, quemar su sangre si desobedece sus órdenes. Sin embargo, otros serían capaces de solicitar sus servicios.

—Pero has dicho que le durará un mes o un poco más.

—Sí y durante ese tiempo es vulnerable. Vine aquí con la idea de mantenerlo vigilado —mintió a medias—. Es evidente que él no quiere que esté a su lado por lo que necesito tu ayuda, Harry.

—¿Para qué?

—Cuando salga de aquí te pido que le mantengas vigilado en Hogwarts. Presta atención a todos los desconocidos. Si se altera su magia se vuelve más fuerte.

—Acabas de decir que es vulnerable.

—Ante la magia vital sí, ante el rastreo mágico. Recuerda que Snape es un mago poderoso. Si pierde la paciencia sumado a la agresividad de un dragón cabe la posibilidad de que mate a alguien. ¿Te imaginas el futuro de Snape?

El invierno de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora