Treinta Y Cinco

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El calor que reinaba en su habitación era una versión húmeda del que había en el exterior del castillo, pero estaba tan acostumbrado a él que apenas lo notaba. No obstante, Dumbledore parecía detestarlo. Le dedicó una sonrisa al director al tiempo en que se bajaba la manga y se sentaba en el borde de la cama. Las transfusiones ya no le dejaban tan agotado. Al contrario, era consciente de la fuerza y energía que le otorgaban.

—Te he revisado, Severus, y simplemente necesitas una dosis más para estar limpio por completo —anunció alegre.

—Gracias.

—El viernes se cumple la fecha para saber si la transformación será un hecho o no. Quiero hacer la última transfusión el jueves. He de decir que tras ella serás un mago increíblemente más poderoso por lo que podrás terminar de cerrar el núcleo. Haré que Harry vaya con nosotros.

—He averiguado que hace falta crear una separación entre el chico y yo. —Dumbledore hizo un gesto de sorpresa —. Sí. La más mínima confianza o estrecha relación hace que crezca un vínculo y los núcleos se resistan más a ser separados.

—Pocos magos han perforado el núcleo de otro. La manera más rápida de acabar con el problema es matando al mago que lo rompió. —El director observó a Severus con una expresión que no necesitaba traducción—. Pero tú, Severus, jamás matarías a Harry.

—Claro que no —aceptó ladeando la cabeza.

—Dime, Severus, ¿esa es la razón por la que te empeñas en alejarte de él? Está claro que Harry se siente culpable por lo que hizo.

—Estoy cansado de levantar sentimientos de compasión y pena, Dumbledore. —Se levantó de la cama y se sirvió una corta cantidad de té mezclada con whisky. El director le miró pero no dijo nada—. Esta mañana me esperó en la puerta del aula para saber si me afectaba la relación de Lupin con Nymphadora Tonks. La sombra que vi en sus ojos no me gustó nada.

—Admito que yo también estaba preocupado por cómo te tomarías esa noticia.

Severus bebió de un trago agradeciendo que el líquido le quemara levemente la garganta.

—Me compadezco de la pobre chica.

—¿Y qué hay sobre lo que confesó Harry?

—Vi sinceridad, sin duda. Pero aguantar otro año aquí es demasiado pedir. —Proyectó un pequeño chorro de agua en el vaso, con otro movimiento de muñeca lo secó y lo depositó en el mueble.

—Entonces saber que el viernes, probablemente el jueves con la última transfusión, termina todo será un gran alivio para ti.

—Núcleo cerrado, sangre renovada, perder de vista a Lupin. —Echó un vistazo al director asintiendo—. Sí, es un alivio.

—¿Te quedarás si te pido que lo hagas? —Severus no respondió—. Los dos sabemos que prefieres ser profesor de defensa contra las Artes Oscuras que trabajar rodeado de pociones. Severus —Colocó una mano en su hombro en un gesto de afecto y protección—, Harry se marcha el año que viene, no quiero perderte a ti también.

—¿Seguiré teniendo el puesto hasta que me vaya de Hogwarts?

—El puesto es tuyo para siempre, Severus. —Soltó una carcajada al tiempo en que le estrechaba la mano.

—Gracias, Dumbledore.

∆∆∆

Dumbledore fue el encargado de darle los datos de la visita a Harry: el jueves tras la cena en el despacho de Snape.

Mientras tanto Severus disfrutaba de unos días de tranquilidad sin tener que aguantar a Lupin tras él ni preocuparse por encontrar a Harry tras una esquina. También se sentía mejor físicamente y de ánimos. Le debía mucho a Dumbledore.

El invierno de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora