Diez

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—Sabía que estaría aquí.

Harry entró en la biblioteca precipitadamente haciendo que Severus se desconectara de la lectura de golpe. Tras dormir hasta poco después del amanecer un extraño sueño le arrebató las ganas de continuar en la cama. No era la primera vez que había tenido ese tipo de sueños, sin embargo, si era la primera vez que soñaba con Harry. Al verle frente a él recordó la sensación que experimentó mientras dormía donde el chico recorría su pecho sentado a horcajadas sobre él. Snape apartó la vista para despejar su mente.

—¿Me buscabas? —cuestionó todo lo indiferente que pudo. Harry se aproximó a él dejando un libro abierto de par en par sobre el escritorio.

—Aquí. —Apuntó con el dedo—. El primer guerrero dragón de la historia fue creado por la piedra de la resurrección. Pero no tiene sentido, ¿verdad? Esa trasformación se lleva a cabo al contaminarse la sangre con la de un dragón entonces, ¿qué tiene que ver aquí esa piedra?

—Es una leyenda. Dicen que el primer dragón de la historia pertenecía al señor de la muerte y este creaba su propio ejército envenenando la sangre de otros. En el collar del dragón colgaba la piedra de la resurrección para que nadie pudiera robarla. Se cuenta que cuando el mediano de los Peverell murió la piedra se perdió y la encontró aquel que mató al mayor y se hizo con la varita de Saúco. Pero repito, es una leyenda ya que nadie ha tenido jamás las tres reliquias juntas.

Harry le observaba como si le hubiera expuesto el más complicado de los problemas matemáticos. Severus suspiró sin sorprenderle que no hubiera oído antes la fábula de los tres hermanos. Pasó a contarle la fábula y la poca probabilidad de que encontrara dicha piedra. Aunque trataba de hacerle ver que era un cuento él sabía que existían y que Harry, al poseer él mismo una capa de invisibilidad, no creería que su existencia fuese falsa.

—Esas reliquias son auténticas. Si diéramos con la piedra de la resurrección...

—Provocarías que el señor tenebroso volviera sus ojos hacia ti —le cortó.

—¿No va hacer nada por encontrar la piedra que puede salvarlo?

—Es cuestión de tiempo, Potter. Mi sangre volverá a la normalidad dentro de un mes.

—Si las cosas no se complican. —Dejó caer el chico. Ambos se mantuvieron la mirada unos segundos hasta que Harry añadió—: Sé que la situación no es tan favorable como quiere hacerle ver a Lupin o al director. Si fuera cuestión de tiempo para que ningún mago ate su sangre o capte la magia de esta estaría aquí recluido durante ese mes y asunto zanjado. Tampoco se pasaría las noches leyendo libros sobre rituales y magia ascentral. —Severus apretó la mandíbula contrariado porque el muchacho hubiese advertido el peligro mucho antes que Lupin. Harry se apoyó en el escritorio con ambas manos dibujando una sonrisa de satisfacción—. ¿No es así, profesor?

—Si lo fuera la piedra tampoco sería la vía más propicia para evitar ser un guerrero dragón.

—¿Por qué?

—La usaba para crear un ejército no para deshacer su propio encantamiento. Tal vez la piedra me salvaría minutos antes de morir, nada más.

—¿Qué es lo que les oculta? —Severus desvío la vista de los ojos verdes del chico—. En el peor de los casos sería bueno tener la piedra cerca, ¿verdad?

—El problema es el lugar donde realizaron el corte. —Harry contempló su antebrazo izquierdo con la boca ligeramente abierta, uniendo los cabos que Snape le iba insinuando.

—La marca oscura. ¿Es por eso que impide la cicatrización de la herida?

—La marca fue hecha con magia oscura y en contacto con otro tipo de magia ha, digamos, sufrido una alteración mayor que si no hubiera existido la marca debido a que está presentando un rechazo a la nueva sangre. —Severus le clavó sus fríos y profundos ojos como una amenaza—. Si Lupin o el director descubre esto, Potter, Gryffindor perderá todos los puntos y tú no volverás a jugar ningún otro partido. ¿Entendido?

El invierno de una vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora