A diferencia de todos los demás niños y niñas en el mundo, Anathema había nacido con un propósito; al menos su familia lo vio y creyó así cuando encontraron su nombre escrito proclamando que en el final de los tiempos ella se encargaría de evitar el gran cataclismo que acabaría con el mundo. Cuando era niña, la descendiente de Agnes Nutter no tuvo que soñar con un destino brillante puesto que estaba escrito que su misión la pondría en la cima del mundo, no importaban las burlas ni los años de juegos perdidos cuando su nombre ya estaba dentro de los más grandes.
"Un día salvarás el mundo, mi amor" Anathema podía escuchar la voz de su madre, el suave murmullo de sus susurros a través del sonido de las olas de Malibú y sus brazos sosteniendo su peso luego de una pesadilla. La niña de cabello negro que dibujaba princesas y arcoiris en los las páginas frontales de los libros había sonreído para soñar con ese día; en cambio la mujer que era incapaz de dormir entre las ruinas deseaba reírse, la desesperación había llegado a un punto cumbre dónde llorar ya no era suficiente, todo su sistema nervioso buscaba una forma de liberar la tensión que no fuera recurrir a las armas.
Reír de forma histérica era una de las opciones antes que una bala en el cráneo.
"Claro, mamá" habría dicho de poder verla, con su cabello castaño y su manía por decirle que todas las respuestas estaban en el libro y en el uso de su péndulo. "Mírame, he logrado salvar al mundo" la histeria traía consigo alivio pero aunque Anathema se rió de forma amarga su cuerpo no pudo liberarse.
Habían pasado diez días desde que el angel y el demonio fueran llevados a quien sabe dónde, diez días desde que esperaban alguna señal para moverse, un solo indicio de esperanza que Ana terminó por perder cuando mato al primer humano que había visto desde el apocalipsis.
No había sido su culpa, al menos Newt no la culpaba por los eventos. Había sido en un arranque de ira donde estuvieron involucrados dos paquetes de pan y unas botellas de agua; la mujer debía darse crédito, de no ser por un golpe en la cabeza, tanto ella como su compañero habrían muerto. La salvadora del mundo, la niña que soñaba con ser la heroína de la historia y la mujer que en Villa de Jazmín estudiaba a la Gran Bestia se habrían horrorizado de la nueva Anathema, aquella que comprobó que era capaz de matar para vivir por muy terribles que fueran las circunstancias.
En la más oscura de sus noches, Ana se encontró llamando a su madre, el último recuerdo de su rostro y la última línea que intercambio con ella. "Mira, mamá, salvé al mundo" la joven rio y volvió a llorar.
Cuando las alarmas de ataque nuclear sonaron, se creyó afortunada de estar dentro de una base militar, cuando los temblores pasaron y el caos de las primeras horas se convirtió en lamento, Anathema estaba segura de que todo tenía que ser una pesadilla; seguramente, porque los recuerdos de aquel suceso estaban borrosos, eran neblina y nada, tan terrible y extraño fue ese suceso que su cabeza busco la forma de olvidarlo, de reprimir el clamor de trompetas y de eliminar todas las cosas que vio en el cielo.
Parte de su cordura se había ido de viaje, volvió cuando Newton proclamó una de las tantas mañanas en medio de un mundo sin luz que todo había terminado; las legiones de ángeles desaparecieron y los estallidos de rayos y bombas abrieron paso al aterrador silencio; Ana y Newt caminaron entre ruinas, los pocos sobrevivientes se habían marchado hacía tiempo y tanto ella como su acompañante decidieron alejarse de las ciudades cuando vieron arder una pila de cadáveres que marcaba el inicio de la selva de pavimento.
No fue difícil mantenerse a raya, si el aroma muerte no ayudaba a alejarlos, los mensajes dejados por las pandillas eran suficiente. El fin de los tiempos no se parecía a nada a esas películas sensacionalistas dónde se gastaban millones en producción y los protagonistas tenían el cabello brillante y arreglado mientras huían a través del desierto; ella no era una estrella de cine, tenía el cabello desordenado y estaba segura de que su olor era terrible. No sé había lavado desde que cruzaron el último río, no llevaba la cuenta pero el agua le había dejado la piel oliendo a cloro y al rojo vivo.
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PURGATORIUM (Ineffable Bureaucracy)
Fanfiction"Nos prometieron el Cielo, nos quedamos en el Purgatorio" Teofila Martínez El Cielo ha caído al igual que los planes de Gabriel y Beelzebub para detener el Apocalipsis impuesto por Lucifer. Agnes Nutter nunca dijo como engañar al Rey del Pandemonium...