El Traidor

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Las alas blancas se apretaron contra el cuerpo vestido de sedas y joyas. La figura del ángel se había desplazado para dar forma a una divinidad antigua, en un tiempo, los humanos jugaron a ponerse alas, a vestir a la usanza de los imperios, pero ni la misma reina del Nilo superó en belleza y gracia al ángel que encarnó en sí mismo la belleza. Ninguno de sus hermanos gozaría de sus privilegios pero tampoco los envidiaría. El oro quemaba las muñecas del ángel como fuego y cada gota de maquillaje era una expiación por la vida que llevaba.

-Para haber sido escogido por uno de los príncipes más vigorosos, sigues viéndote completo- dijo el rey de los abismos, el ángel hizo una inclinación de cabeza como señal de respeto. –Supongo que tu amo no ha descubierto nuestro pequeño... acuerdo- la última palabra se acompañó con una sonrisa donde hubo colmillos antes que encanto.

-Si lo hubiera descubierto, yo ya no estaría aquí. Mi amo no tolera la traición- Lucifer, con una copa en la mano derecha soltó una carcajada. El invitado se mantuvo erguido y con las manos entrelazadas para evitar lanzarse con furia sobre su señor.

-No te creo- el rey se levantó de su trono y como un ave de presa empezó a rodear al ángel. Acomodó un mechón de cabello detrás del oído del ser de alas blancas, rodeó con sus dedos el collar con múltiples cadenas de oro y perlas que adornaban su cuello y obligó a aquellos ojos envueltos en sobras coloridas y lápiz negro a que lo miraran –Conozco a mis demonios, sé de qué pie cojea cada uno y tu amo puede ser lujuria pero tiene tanto corazón como otros atributos, pero eso ya debes saberlo- El ángel se mordió la lengua, su interior ardía por la furia y sus mejillas se tornaron rojas de vergüenza. –Ya, ya, ya, no estoy aquí para arranques de moral o autocompasión.

El ángel luchó con las ganas de darle un golpe al rostro perfecto de su rey. Se contuvo cuando Lucifer apareció una segunda copa de vino.

-Vamos a lo que nos concierne, tú y yo tenemos una deuda pendiente. Tú hiciste tu parte contándome sobre esa profetiza, llevando a cabo mis órdenes y teniendo la inteligencia para descifrar sus palabras y yo no sería un buen soberano si no cumpliera mi palabra ¿verdad?- el ángel afirmó de forma débil. En el cielo todo era claro y conciso, pero aquel sitio, donde estaban rodeado de sonrisas falsas y dolor, los mensajes siempre tuvieron un doble sentido y un significado oscuro.

Lucifer le ofreció más vino y luego se dedicó a acariciar la mejilla del ser celestial, quien desvió la mirada de aquellos orbes rojos.

-¿Va a cumplir con su palabra, cierto?- se atrevió a preguntar el ángel. Lucifer escondió los colmillos y su rostro, antes oculto por tinieblas, se suavizó. Los rasgos del rey se hicieron tan preciosos como un amanecer, el ángel cayó ciegamente en las palabras que siguieron.

-Por supuesto- dijo el rey -¿Me tomas por uno de tus superiores del cielo?- una pequeña sonrisa nerviosa cruzó los labios del traidor caído del cielo –Solo estoy esperando el momento preciso. No es fácil quitarle el entretenimiento a mis seres cercanos, tú mismo eres consciente de los destrozos que harían, eres el más listo de todos los que vivieron, un sobreviviente en todo su esplendor- el ángel, que pecaba de vanidad al haber sido creador de las cosas más preciosas del mundo, tuvo la decencia de sonrojase ante ese cumplido. –Hiciste un gran trabajo y es una lástima que deba dejarte ir porque serías un mejor príncipe que Marduk.

-Mi lugar es con mis hermanos y hermanas, aunque hayamos caído en desgracia- Lucifer se encogió de hombros.

-No veo que seas tan desdichado como otros de tu clase- el ángel lo miró con curiosidad –No todos tienen el lujo de llevar una corona bonita o de estar completos- el ángel ahogó un gemido "Lo hacemos por el bien mayor" le recordó su conciencia. –No sufras, el dolor está a punto de terminarse para ellos y para ti, todo gracias a tu sacrificio.

El ángel apretó contra sí sus alas, lo más valioso que le quedaba incluso antes que su mente y su belleza. -¿Puedo irme?

-Claro, pero antes...- Lucifer le tomó la mano apareciendo una rosa, estaba viva y tenía el tono rojo más precioso que el ángel contempló desde el jardín. –En muestra de mi amistad y como parte de ella te recompensaré. Sé que las joyas no te agradan así que encontré algo que puede ayudarte a pasar el rato mientras tu ansiada libertad llega- Lucifer chasqueó los dedos. Al siguiente segundo, el traidor llevaba consigo libros, manuscritos de gran antigüedad y volúmenes enteros de simbología e historia. –Un regalo para que nutras tu mente, solo a cambio te pido un diminuto favor.

El ángel, embelesado y distraído afirmó con la cabeza.

-Si notas algo extraño, cualquier cosa, algo que yo debería saber, me lo dirás- el ángel afirmó con un ligero escalofrío -¿A qué habrías de temer? ¿Acaso no te he protegido mientras vagas en los infiernos?- el ángel bajó la cabeza apenado. –Puedes irte, mandaré por ti cuando necesite de tu ayuda- Lucifer le dio una última sonrisa antes de desaparecer la hermosa forma del ángel.

Era bello, incluso más que Michael y mucho más complaciente. Lástima que a pesar de su deliciosa traición solo fuera un tonto. ¿Qué sería del Infierno si un ángel y un demonio confiaran el uno en el otro?

PURGATORIUM  (Ineffable Bureaucracy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora