Mazmorras

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Hello Ello Ello!!! Voy saliendo de prácticas profesionales y me entero que la Burocracia Inefable se volvió canon de golpe... Aunque sigo en negación por el final... lean, disfruten y acompañenme en este viaje llamado recurrir a los fanfics para negar la realidad...

El nuevo príncipe de los infiernos podía recordar la última vez que había estado allí. Presa del pánico, con los grilletes aprisionando sus muñecas y las lágrimas recorriendo sus mejillas; no había semejanza entre el angel que hubiese estado apresado y el príncipe que caminaba entre la suciedad haciendo eco con cada uno de sus pasos.

Beelzebub había estado en contra de esa idea; en sus circunstancias era mejor quedarse en su trono y decidir que hacer con los traidores en la privacidad de su casa, sin embargo el arcángel insistió presa del remordimiento y de la curiosidad. No había visto un ángel desde que los guardias cercaron la casa de Asmodeus y aunque Aziraphale estaba lejos de ser su compañero favorito, era imposible no sentirse empujado a él cuando los últimos de su clase seguian encadenados y detrás de jaulas.

Al menos Gabriel esperaba que estuvieran allí.

El nuevo príncipe de los infiernos contempló la figura vestida de blanco, el traje de tartán tan propio de Aziraphale parecía una broma rodeado de tinieblas y solo iluminado por el resplandor platinado del arcángel; cuando el principado levantó la vista, reconoció los signos del infierno en el traje púrpura que vestía Gabriel, pero ninguno fue capaz de esconder su naturaleza.

Gabriel había pensado en ese encuentro toda la tarde, repitió las palabras que diría y omitió reclamos en favor de obtener la mayor cantidad de información. Pero no estaba listo. Sus rodillas se doblaron y las lágrimas de alegría traicionaron todo intento de apariencias.

-Aziraphale- el nombre del principado fue aire contenido en el pecho, una carga aliviada. La sonrisa de Gabriel iba en contra de todo lo que el principado esperaba. La naturaleza de los ángeles vencía siempre a los protocolos, el instinto de amor con el que fueron creados los hizo incapaces de estar solos mucho tiempo; humanos, animales, demonios, otros de su misma especie... En ese infierno dónde el mundo se había acabado volvieron todos aquellos instintos que el Cielo con todas sus políticas consideró primitivos.

-Gabriel...- el principado se encogió buscando la ira de su hermano -Yo... Querido, yo lo siento- aquella disculpa incluía todas las cosas que Aziraphale Habia hecho, desde ocultar cosas a sus hermanos y hermanas hasta escapar con un demonio a las estrellas.

-No- dijo el arcángel -Yo lo siento. Si alguno de nosotros te hubiese escuchado, no estaríamos aquí.- Aziraphale miró con curiosidad a su hermano. Su corporacion era la misma, era el mismo arcángel que había despreciado su librería y aquel que le pidió ponerse en forma para el Fin del Mundo... Era Gabriel pero los cambios evidentes hicieron al principado fruncir el ceño. El instinto fue más poderoso que la sospecha, sus alas dentro del plano etéreo tocaron las del arcángel para buscar calma y consuelo.

A su alrededor, el tiempo avanzaba. En los pisos superiores los demonios se dividían las tareas, uno que otro dormitaba y Beelzebub fingía que no tenía el corazón en la mano. Gabriel por su parte, se mantuvo estático, pese a los días y las reuniones del Consejo Oscuro, no pudo dejar de lado el sentimiento de sentirse como una estatua: inútil y quieto. Condenado a permanecer en su sitio mientras todo cambiaba frente a sus ojos.

Aziraphale levantó la vista, Gabriel era conciente de que observaba las insignias demoníacas en su traje. -Por Beelzebub ¿Cierto?- el arcángel afirmó, un leve sonrojo cubría las mejillas del angel de cabello platinado -Me alivia... No que seas príncipe, es solo...- el ángel tartamudeó varias palabras sin sentido, pero Gabriel comprendió.

PURGATORIUM  (Ineffable Bureaucracy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora