〰️CAPITULO 20〰️

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Estábamos en el auto de Fredek de camino a mi casa. El cielo estaba nublado, tenia el presentimiento de que lloveria.

-Me alegro - dije a secas.

-¿De que? - me pregunto sin girarse a mirarme, estaba concentrado en la carretera.

-De que te quitaras ese pantalon ensangrentado y te puesieras otro limpio junto con una decente camiseta. Que suerte que uno de los guadas de tu discoteca tuviera ropa de repuesto para prestarte. Ahora te ves mejor.

-Antes no me veía mal.

-No...Solo te veías como un asesino en serie, que recién acababa de matar a su última víctima - dije irónicamente - Si salieras así a la calle asustarias a todo el mundo.

-La sangre del pantalón era de mi perro. Esta enfermo, ya te lo dije. Así que deja de bromear con la maldita absurdez de que soy un asesino, por que no lo soy.

-Claro que no lo eres - me reí, soltando varias carcajadas - un asesino de verdad no sería tan estupido y descuidado de llevar las propias pruebas de su propio crimen manchadas sobre su pantalón y expuestas hacia todos. Seria el asesino más imbecil de la tierra.

Este se quedó callado, apretó los labios con fuerza y sus manos sobre el volante se tensaron.

-¿Como llevas la herida? - me pregunto, cambiando de tema.

-¿Hablas de la herida que me proboco tu amigo el ladrón de bolsos a base de puños? ¿Esa de la que casi acaba con mi vida? Bien, ya casi la tengo cicatrizada.

-No es mi amigo, y te recuerdo que yo te salvé el culo -Me contestó frío y serio mientras seguía conduciendo - Deberias agradecérmelo.

-¿¿¿Agradecerte yo??? ¿A TI? ¿Sabes algo? Eres insoportable, un maleducado...

-Siempre me dices lo mismo...que poca imaginación para crear nuevos insultos. Eres aburrida y predecible.

Le miré con una mezcla de molestia y ofensa.

El coche se detuvo delante de un semáforo en rojo.

-¿Yo aburrida? ¡Pues tu eres un...emmm...un...-me quedé pensando que insulto innovador podía decirle, mi mente estaba en blanco, no se me ocurría nada.

Estaba quedando en ridículo y aquello me ponía de los nervios.

Fredek esbozo una sonrisa malvada y burlona.

-Es tan placentero verte enfadada. Que bien sienta ser el causante de toda tu frustración.

-¿Tanto te gusta verme así?

-Me gusta joder a la gente - dijo mientras sus ojos se detenían sobre mi, bajando lentamente a mis labios para después volver a subir hacia mis ojos, el semáforo seguía en rojo - Y tu eres un blanco demasiado fácil para molestar. Alaska.

La forma tan delicada y sensual en la que su voz saboreo mi nombre hizo que una ráfaga de cosquilleo invadiera mi estomago.

-Te odio - le espete mientras me cruzaba de brazos

-El sentimiento de odio es mutuo. Patosa

-Vaya, vaya...-aunque me esforcé por esconder mi emoción no pude, la sonrisa salió sola por mi boca - Me has llamado patosa, pensaba que la de los insultos aburridos y poco originales era yo.

Fredek volvió a curvar sus labios en una sonrisa de complicidad. Nuestras miradas estaban conectadas como un fuego intenso. Aunque me costara admitirlo pasar tiempo con el me gustaba, me agradaba, me entretenía, me hacía olvidar todos mis problemas.

AMOR ITALIANO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora