Prólogo

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Corría sin rumbo por el bosque con un miedo que nublaba mi mente y solo pensaba que tenía que salir de ese lugar, podía sentir que algo se acercaba a mí con gran velocidad, no estaba seguro exactamente de qué se trataba pero presentía que no era bueno, ya que me temblaba todo el cuerpo. Me adentre en el bosque y trate de buscar el árbol más grande y antiguo en el cual podría esconderme, al cabo de unos minutos encontré un gran roble, era tan imponente que su presencia hacia que el bosque se vea mucho más interesante, estaba a lado de un gran charco de agua que reflejaba su majestuosidad. En medio de aquel gran árbol se formaba una gran hendidura que me permitía esconderme hasta que lo que me estuviera acechando pueda perder mi rastro.

Al entrar a ese árbol me acurruqué pensando que de esa forma no me encontraría, por instinto o costumbre comencé a orar, sentía que era lo mejor que podía hacer en ese momento hasta que me interrumpió el sonido de unas pisadas que rompían las ramas del suelo. Mi cuerpo se empezó a helar y mi corazón latía a mil por hora, era de noche a sí que estime que la oscuridad sería una fiel aliada en mi escondite, aunque una hermosa luna llena se asomaba en el cielo, pero me equivoque, porque parecía que sentía mis movimientos porque cada vez que movía o respiraba agitadamente se acerca más y más a mí, como si eso le diera mi ubicación, no tenía lógica, como alguien podía darse cuanta donde estaba en plena oscuridad, hasta que de lejos vi algo que no parecía humano, a pesar que caminaba de dos patas, tenía un pelaje negro en todo su cuerpo como un enorme oso pero muy diferente a la vez y olfateaba mi olor, me aterre y solo baje mi cuello, poniéndolo entre mis piernas esperando mi final.

A lo lejos pude escuchar personas acercándose, lo sabía por el ruido de su andar, y así fue, eran dos sujetos caminando en la oscuridad, eso me dio esperanzas de que esa cosa se asustara al sentir a más individuos cerca, pero me equivoque, un silencio profundo invadió la atmosfera, luego un disparo en seco de una escopeta o algo parecido retumbo en el silencio con un gran eco, pensé que tal vez ese disparo era a la bestia que me perseguía, pero después escuche gritos y más gritos desesperados y agonizantes, me di cuenta, los atacó y por el nuevo silencio que invadió el bosque, entendí que no pudieron con aquella bestia.

Aproveche y salí de ahí con todo el pánico encima y en un momento de desesperación, sin pensarlo dos veces, salí corriendo de aquel árbol, pensando que estaría ocupada con aquellos pobres desafortunados. De algún modo a pesar del pánico que me embargaba, sentí una oleada de alivio, así que corrí sin parar para salir del bosque, al cabo de unos minutos, me di cuenta que mi idea tal vez no fue la mejor, porque tropecé al no ver bien el camino por la oscuridad que cubría el bosque, y otra vez, como si nunca me hubiera perdido el rastro, estaba justo detrás mío. Al darme cuenta de inminente final, me detuve, no por miedo ni cobardía, sino para enfrentarme a él.

No sabía si había perdido la cordura en ese instante, pero me dije a mi mismo, que si moriría aquí, lo haría peleando, así que volteé agarre una rama que parecía filuda y lo espere, sujetando lo más fuerte que pude ese pedazo de madera que tenía en mi mano y mirando a cada dirección con desesperación, era más grande de lo que pude percatarme, estaba allí, frente a mi acercarse lentamente con unos ojos rojos que me asechaban en la oscuridad de unos arbustos. Le grite

¡Ven aquí! No te tengo miedo - pude gritar con una voz entre cortada por mis jadeos

No era lo más inteligente que pude decir, pero mi instinto lo hizo por mí, así que lo espere con el cuerpo tembloroso, fue en ese momento que salió poco a poco de los arbustos, y con un gran salto se posó encima mío, yo empuñe esa rama filuda en lo que parecía su cuerpo, pero no funciono, se rompió en el impacto y sentí que se rio de mí, me miró fijamente a los ojos, como analizándome mientras sentía su respiración en mi rostro, hasta que sus garras empezaron a penetrar mis brazos y estómago, mientras yo gritaba de dolor, termino mordiéndome sin piedad...

Es lo último que pude recordar, pero el sol me despertó en el bosque con heridas en mi cuerpo, parecían rasguños y mordeduras, estaba débil pero quería salir de ahí, pensando porque seguía vivo pero no me importo, así que me fui al pueblo donde vivía y busque ayuda, hasta que la encontré... 

Linaje De Lobos - Saga De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora