⇦✧𝓝𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓪 𝓔𝓽𝓮𝓻𝓷𝓲𝓭𝓪𝓭✧⇨

22.Rumanía

Narra Abril

Ya había pasado una semana desde que ocurrió aquel beso con Edward.
En esta semana habíamos preparado todo para ir a Rumanía. Y hoy ya iríamos con mis hermanos.

Ya me había despedido de todos, incluidos los gemelos, con los cuales había pasado la mayor parte de esta última semana. Les prometí visitarlos más a menudo y no cada cuarenta décadas.

Ahora estabamos dirigiendonos a la limusina que mis hermanos habían mandado para nosotros.
Cuando llegamos fuera pude ver a cuatro de la guardia alta esperandonos delante de la limusina. Estos al vernos hicieron una leve reverencia hacia mi y rápidamente fueron hacia Caius para agarrar ellos las maletas que el llevaba, mientras que otro de la guardia nos abrió la puerta de la limusina.

Regina mea, am așteptat cu nerăbdare sosirea ta.- dijo este hacia mi.

Și mie îmi era dor să fiu acasă.-dije yo hacia el. 

Segundos después de que nosotros entraramos, el vehículo se puso en marcha.

Querida creo que hay cosas que no me has contado. - dijo Caius mirándome acusadoramente.

Puede ser que no le allá contado quienes son mis hermanos a Caius.
Y se que debería de hacerlo pero no quiero que se enfade y monte una escena en la que acabemos discutiendo y el se vaya devuelta a Volterra.

Mis hermanos tienen gran fama y poder aquí en Rumanía. -dije yo nerviosa dirigiendo mi mirada hacia la ventana, ya que aunque lo que le había dicho no era mentira, tampoco era toda la verdad.

En el tramo hasta nuestro destino nos la pasamos abrazados mientras Caius me acariciaba la espalda.

Una vez llegamos rápidamente los guardias sacaron un paraguas para Caius, al aún el sol no haberse escondido del todo.
Caminamos todos hacia la entrada de la pequeña ciudad medieval, yo y Caius agarrados de la mano.
Al llegar allí le quitaron la sombrilla a Caius haciendo que este rápidamente quisiera esconderse, yo le detube antes de que lo hiciera.

Cariño este ya es territorio mio y de mis hermanos, la gente de aquí sabe de nuestra existencia desde hace siglos.
Nosotros les damos hogar y alimento a cambio de ellos ocultarnos y luchar por nosotros en las batallas humanas, esto último era antes. - dije yo agarrando la cara de Caius la cual se relajó pero su cara seguía sin demostrar ningún sentimiento.
Confía en ellos Caius, están bajo mis órdenes. - dije yo mirándolo.
Este me agarró de la cintura acercándome a el. Así volvimos a retomar el camino, pasando entre los pueblerinos los cuales miraban sonriendo hacia mi.

Después de diez minutos llegamos hacia la antigua muralla en la cual se encontraban muchos guardias, algunos nuevos y otros que si conocía.
Todos estos nos saludaron con una reverencia para seguidamente abrirnos las gigantes puertas para así rápidamente ver el jardín del castillo.
Caius se había tensado e intentó irse al ver a tantos vampiros allí.

Caius confía en mi- dije yo mirando a Caius el cual se quedó quieto y comenzó a caminar hacia dentro de la muralla, no sin antes haber cogido mi mano para llevarme con el.

A los minutos por fín llegamos a las puertas del gran castillo donde se encontraba el más fiel soldado de Stefan, el cual era uno de sus guardias personales, este se llamaba Ravzan .

Mi reina, sus hermanos la esperan en su biblioteca privada. - dijo Ravzan.

Gracias Ravzan- dije yo entrando al castillo con Caius de la mano.

Y ahí comenzó a enterarme el miedo, que pasaría si Caius se molestaba y decidida irse, o aún peor y si se peleaban entre ellos.

Me sobresalte al notar como Caius besaba mis labios.

Noto tus nervios hasta aquí cariño- dijo Caius mirándome preocupado.

Prometeme que intentaras darles una oportunidad y no irte nomás los veas. - dije yo viendole, tranquilizandome al Caius asentir.

Lo prometo querida- dijo así volviendo a retomar el camino hacia la biblioteca privada de mis hermanos.

Al llegar frené delante de esta quedando estática enfrente de la puerta. Enseguida escuché pasos apresurados hacercándose hacia la puerta para segundos después esta ser abierta por un ansioso Vladimir.

Hola hermano.