Muzan ya sabía que algo así ocurriría. Escondido, sintiéndose humillado, el demonio intenta nuevamente que su fuerza le de alguna especie de ventaja contra el sol. Pero la luz en su piel sigue ejerciendo tanto o más daño que hace más de mil años.
Partió del lado de Giyuu para aventurarse en los montes que el joven le señaló. Le irrita el hecho de no poder tolerar ni siquiera un atardecer en la cima del monte más bajo de los tres.
No podrá estar junto a Giyuu durante la recolección del lirio azul y claramente Akaza tampoco ni ninguna de sus inútiles creaciones.
Una complicación viene tras de otra.
Le dio a Kokushibo la misión de buscar a la anciana hasta en el último rincón pero a dos semanas de haberlo hecho no ha tenido resultados.
También se suma el hecho de que optó por asesinar a todos los demonios que Giyuu le mencionó, algo que de alguna forma pareció funcionar. Akaza dijo que el menor no ha vuelto a tener pesadillas pero eso sólo implica el tener que estar jugando al esposo protector incluso estando lejos del humano.
La idea de activar la maldición en todas sus malditas creaciones a excepción de las lunas superiores se ve cada vez más tentadora.
"¿Sabes leer?".
"No".
Esa fue una gran mentira. Akaza aprendió a leer y escribir a la perfección, pero una mentira blanca no puede hacer daño si con ello logra que Giyuu dedique su tiempo a enseñarle.
A casi un mes de la partida de Muzan, ambos pueden decir que su relación de maestro a alumno es mucho más agradable y cariñosa que la de amo y sirviente.
Para Akaza los días nunca antes pasaron con tanta rapidez y ternura. Un hermoso sentimiento acalora su pecho cada vez más. Siempre es una pena cuando Muzan reaparece y la sonrisa del endrino se muestra mucho más grande y brillante que cualquiera que haya sido dirigida a él. Al menos esta vez no estará presente cuando eso ocurra.
Hace una gran reverencia, le desea una buena noche al humano y se marcha a tiempo. Cuando ambos demonios se cruzan en el pasillo no hay más interacción que una reverencia por parte de Akaza.
Muzan sigue de largo, entra en la habitación donde es recibido de inmediato por la alegría de su esposo.
—¡¿Cómo te fue?! ¿Pudiste resolver todo?–.
La respuesta aún es no. No encontró una maldita forma de mantenerse en la montaña ni aún siendo apenas primavera y tampoco ha tenido éxito buscando a la anciana, mucho menos Kokushibo.
—Mira ésto, mi querido esposo luce radiante ¿Hay una buena razón?– evita responder la pregunta de Giyuu, distraerlo con halagos y desviar el tema es la mejor solución para no pensar en todo aquello que le enfurece.
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Nosotros ⁕ Muzan x Giyuu
FanfictionTodo el mundo fantasea con volver el tiempo y cambiar aquello que les arrancó la felicidad. Nadie puede culpar a Tomioka por tomar esa oportunidad. "Sólo recuerda, incluso el aleteo de una mariposa puede generar un tornado". Esta historia forma par...