Epílogo

2.2K 257 40
                                    


—Adelante, el señor Soyama está esperándolo– la voz de una mujer a través de una bocina le anuncia que la cerradura está abierta.

Aoba Hashibira, un científico independiente, limpia sus manos sudorosas por los nervios antes de entrar a la propiedad.

La mansión es gigante e imponente, todo lo que esperaría ver en el hogar del cabecilla de la compañía farmacéutica más importante del país, sino del continente.

Los grandes jardines le encantan, podría sentir que su sueño de vivir en la montaña se cumpliría viviendo ahí. Al menos hasta llegar a la construcción donde el lujo y las comodidades lo aturden.

—Por aquí, por favor– el ama de llaves guía su camino, lo conduce por escaleras y pasillos hasta llegar a un amplio estudio.

Ella ni siquiera toca la puerta cuando una voz varonil le indica que lo deje pasar y luego se marche.

Aoba traga saliva con dificultad, algo ahí no le gusta nada. En realidad ni siquiera quería aceptar la invitación del hombre, no fue su intención descubrir una flor endémica que se creyó extinta al ir de viaje a sus preciadas montañas, ni siquiera se siente bien al haber descubierto que el lirio posee grandes cualidades curativas.

Jamás debió hacer público su descubrimiento.

No estaría ahí si no tuviera la ilusión de obtener un trabajo bien remunerado que lo acerque un poco más a su sueño.

Todavía le sorprende que alguien tan importante como lo es Hakuji Soyama se haya fijado en un pobre artículo científico subido a un simple blog en internet.

Al adentrarse en el estudio encuentra todo lo que nuevamente esperaría ver. Amplios muebles repletos de libros cubriendo las paredes hasta el techo, sillones en los que dormiría plácidamente, más tecnología de la que hay en su mini laboratorio y un hombre metido en un traje que lo hace ver al menos tres veces más atractivo de lo que ya es.

La luz del sol cae sobre el rostro del mayor que luce distraído mientras mira las noticias en una enorme pantalla.

"Esas fueron las conmovedoras palabras de aliento que nuestro primer ministro, Muzan Kibutsuji, dio a las fuerzas marinas tras el ataque efectuado a..."

El azabache silencia a la periodista cuando Kibutsuji deja de salir en cuadro.

—Bienvenido, por favor toma asiento– su mano lo guía hasta una mesita en la que ya están dispuestos algunos bocadillos y té que huele delicioso.

No puede evitarlo, toma varios de ellos y los engulle de la forma más educada que encuentra.

Mira fijamente al hombre que se dirige hasta el asiento frente a él hasta que al fin lo encara, hay asombro en su rostro.

"Eres idéntico a él, no sólo el apellido, también tu rostro es igual," le gustaría decir al mayor pero eso iniciaría la conversación de forma muy extraña.

No le apetece hablar de reencarnaciones en un encuentro que pretende no alargar por el bien de su paz mental.

Tan sólo se mantiene quieto por un momento, mirando al chico engullir varios bocadillos rápidamente.

—Supongo que ya tiene una idea de por qué está aquí–.

—Mi descubrimiento del lirio de araña azul–.

—Así es, realmente me impresiona, creí que la flor había desaparecido por completo de la vida silvestre– él estaba seguro de que, fuera de sus laboratorios e invernaderos, el lirio no existía.

Nosotros ⁕ Muzan x GiyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora