No siempre tuve una mala infancia, tenía a una mejor amiga que brillaba como un sol en mi vida podrida e inestable, ella era todo para mi, gracias a ella soy quien soy me dio las fuerzas para crecer y hacer más momentos con ella, gracias a ella no me rendí y me esforcé por seguir para verla una frase que me dije a mi misma y que desde hace años dirigió mi vida fue: Si ella es feliz yo soy feliz, puedo ser feliz solo con verla, puede prestarme su felicidad y así las dos somos felices.
Nunca me cuestione ése pensar hasta que el destino separo nuestros caminos y ella nunca más se comunico conmigo, trate de salvar mi burbuja falsa de felicidad, pero para ella ya no era importante, yo ya era su pasado y no pensaba volver a el, me sentí traicionada, abandonada, destruida y vi por primera ves que no era nadie solo fragmentos de una persona que solo seguía lo que le decían, no tenia sueños cuando ella se fue me di cuenta que solo seguía a mi amiga sin tener otro objetivo que verla feliz.
Al contrario de ella yo si vivía en el pasado y lloraba todas las noches queriendo tener su felicidad perdida, lloraba y me culpaba a mi misma y luego a ella, pasaron 3 años y en esos años la odie con toda mi alma cuando se caso, cuando tuvo a su primer hijo, cuando celebraba sus cumpleaños, la odie, por que yo no era feliz, luego me di cuenta que nunca podía odiar a quien me salvo y me hizo la persona quien soy, porque ella era la persona que me enseño la vida, las palabras , como responder a los saludos y despedidas ella no era ni mayor que yo era una niña de mi misma edad que me enseño mas que mi madre y por eso la amo y le debo mi vida, muy en el fondo aun pienso que volverá y la espero.
En mis sueños aun tengo 13 y ella grita mi nombre, seco mis lagrimas, acomodo mi cabello y salgo tomó su mano veo su sonrisa, sonrió para irnos juntas a la escuela .
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Mi soledad
RandomLa vida es tan difícil... La soledad es algo bueno o malo. Existen dos posibilidades: o estamos solos en el Universo o no lo estamos. Ambas son igualmente terroríficas. Arthur C. Clarke