#Ocho.

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- El mejor sueño del mundo lo tuvo HeeSeung con Jay entre sus brazos. Había soñado que juntaban sus labios unos instantes, y durante ese segundo, a pesar de ser un sueño, HeeSeung estuvo seguro de que había encontrado su lugar en el mundo, al lado de JongSeong. Jamás se había sentido tan pleno.

Pero lo bueno no puede durar demasiado. Ambos se levantaron para desayunar y entonces HeeSeung vio la fecha. La vio y se sintió tan culpable que no pudo evitar Caer al suelo de rodillas. Su cabeza empezó a dar cientos de vueltas y creyó que vomitaría. Podía sentir a su lado la presencia de Jay como un ancla, tratando de calmarlo, de estabilizarlo, pero no podía.

Él ni siquiera se merecía a Jay. No merecía ser feliz. Con toda la fuerza de voluntad que pudo, se levantó y caminó temblorosamente hasta la estéreo. La encendió, la música retumbó, causando vibraciones en el aire. Las lágrimas no se detuvieron y entonces, se sintió desvanecer.

Estaba preparado para golpear el frío suelo, pero Jay no se lo permitió, sus brazos se envolvieron alrededor de su delicada complexión. Sintió cómo lo cargaba hasta su cama y no podía dejar de negar, de pedirle que lo soltara.

─ Por favor, Jay, no... n-no te merezco... suéltame...

─ No te voy a dejar nunca, Hee. No importa cuánto me lo pidas, lo que creas, lo que sientas. No voy a alejarme de tu lado.

HeeSeung asintió, rodeando el cuello de JongSeong y sin pensarlo en lo absoluto, lo besó. Lo jaló hacia él, tirándolo sobre su cuerpo, ambos en la cama. Sé permitió disfrutar cada beso y jadeo.

HeeSeung sintió que JongSeong le reparaba el alma a besos.

HeeSeung sintió que JongSeong le reparaba el alma a besos

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