¿Habla dormida? [Nayeon x SaJiMi]

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Ahí se encontraba, rodeada de esas tres chicas, cada una de ellas brindándole su calor tras cada movimiento y por supuesto, con la cercanía tan cínica con la que se apoderaban de ella.

Estaba nerviosa y avergonzada, no sabe en qué momento permitió que todo terminara así, ahora no sabía cómo escapar de ello, pero al mismo tiempo, moría de ansias por continuar; los toques estaban enloqueciendola y el hecho de que hubiera alguien solo mirándola atentamente, lo había convertido en algo aún más ansiado y deseoso.

-Vamos, deja de mirarla así. Ya es momento de que te animes a probar- aquello lo dijo la chica coreana a su derecha, quien la sostenía de su brazo, inmovilizandolo.

-Así es, ¿No la escuchaste acaso? Dijo tu nombre mientras se tocaba. Es obvio que se muere porque la toques- ahora la chica japonesa a su izquierda hablaba a su compatriota, quien estaba posicionada al frente, con el rostro completamente ruborizado y los labios temblando del nerviosismo.

Aunque claro, ella misma se sentía nerviosa, pues claramente Sana la había escuchado gemir el nombre de la japonesa menor, esto mientras fue atrapada en un momento de debilidad, dónde se dejó llevar por sus bajos instintos y se permitió autocomplacerse.

Claro, las hormonas y el calor no le permitieron a Nayeon analizar que estaba en su habitación compartida, con tres de sus compañeras y que ellas estaban ahí durmiendo también.
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Todo había ocurrido hace tan solo unos minutos, en los que cada una de ellas se colocó la pijama y se disponía a dormir por fin. Habían pasado un agradable día de descanso en las aguas termales, dónde nada fuera de lo normal había ocurrido, a excepción de un acontecimiento que simplemente no abandono la cabeza de Nayeon.

Su compañera y amiga Jeongyeon, no había dejado de molestar y bromear con las demás, picandoles las costillas o incluso las axilas cuando las veía distraídas. Claro, a la coreana bromista le pareció divertido picar a Mina cuando está se levantó a tomar una toalla y el brinco que la chica dió, fue suficiente para hacerla resbalar y terminar cayéndole encima a la mayor del grupo.

Nayeon sintió no solo el peso, sintió la piel, el calor y por supuesto, el aroma fresco y frutal a jabon, fue sumamente agradable a su parecer, quizá más que eso.

Y claro, el hecho de tener que llevar a la japonesa a ponerle un curita sobre su rodilla, tampoco ayudó mucho, porque vamos, ni siquiera se tomaron la molestia de ponerse ropa, con una toalla alrededor del torso pareció suficiente, según Jihyo.

De regreso, después de que Jeongyeon se disculpara enérgicamente con ambas, todo pareció pacífico, no fue hasta que Nayeon entró a la cama y trato de dormir. Pues al cerrar los ojos, la imagen de esa japonesa venía a su cabeza, la piel, el como su pecho chocó contra ella, el cálido aliento contra su oído al caer, la vista que tuvo mientras colocaba el curita. Simplemente no pudo más.

Claro, se desconcertó al percatarse que no podía apartar nada de eso de su mente, después miró el calendario en su celular y todo cobró sentido para ella.
Estaba en esos días sumamente hormonales de cualquier mujer joven. Aquellos en los que los estrógenos están tan elevados que te quemas en la lujuria y deseo sin poder hacer nada al respecto.

Suspiró algo fastidiada, como si pudiera deshacerse de sus bajos impulsos de todos modos.

Trato de apartar aquellos pensamientos de su mente, pero simplemente la inquietud en su vientre bajo no ayudaba en absoluto.

Fue ahí, cuando simplemente decidió que quizá las demás estarían lo suficientemente dormidas como para que notaran lo que estaría a punto de hacer, por lo que simplemente dirigió una de sus manos al interior de sus pantalones y se comenzó a encargar de todo.

Íntimos secretos [TWICE Ver]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora